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El Telégrafo
Yoani Sánchez

Triunfo amargo de nueva Constitución

28 de febrero de 2019 - 00:00

El día del referendo sobre la nueva Constitución cubana me topé con un hombre cerca de mi casa en La Habana. “¿Sabe si en este barrio están vendiendo aceite?”, me dijo. “Vengo caminando desde lejísimo y en ninguna tienda hay”, agregó.

Horas después, la Carta Magna era aprobada por una amplia mayoría, pero la carestía de alimentos y el malestar ciudadano dejaban su huella en las urnas. El nuevo texto fue respaldado por 73,3% de los votantes inscritos en el padrón electoral, una cifra alejada del 97,7% de votos por el Sí que confirmaron en 1976 la Constitución anterior.

En el proceso del domingo, más de 2,5 millones de personas se desmarcaron de la propuesta oficial a través del voto por el No, la abstención y las boletas anuladas o en blanco. Un hecho inédito en la historia cubana de las últimas seis décadas.

 En un país donde el temor a ser observado empuja a muchos a votar por el Sí, la cifra de personas que no ratificaron la nueva “hoja de ruta” legal es un mensaje directo a la Plaza de la Revolución, que siempre ha intentado mostrarse como representante de “todos los cubanos”.

Ahora, tendrá que llevar los destinos de la nación sabiendo que más del 26% del padrón electoral no se siente incluido en la ley de leyes. No obstante, obtener un amplio margen en la votación de este domingo le insufla nuevos bríos y le da un plazo para concretar la transición de la generación histórica al nuevo liderazgo, más joven, pero comprometido con la continuidad ideológica y política. La figura de Miguel Díaz-Canel sale fortalecida, pero adquiere nuevas responsabilidades. Tendrá que gobernar para una porción de la población que aprueba el modelo y otra que lo rechaza o le es indiferente.

Ahora saben que junto a los que anularon la boleta o no fueron a las urnas no son cientos ni unos pocos miles, sino más de dos millones. En los próximos meses el oficialismo comenzará la implementación de las leyes que permitan poner en práctica los artículos de la nueva Carta Magna. En ese tiempo cabe esperar un aumento de la emigración entre los inconformes que ven en la ratificación del texto una señal de que nada cambiará a corto plazo. (O) et * Tomado de DW

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