Gerald Martin, biógrafo oficial de García Márquez, dice que “casi todos los grandes escritores latinoamericanos son primero latinoamericanos y después colombianos, mexicanos, etc.”, y agrega que “en México tienen a un Jorge Volpi que ha publicado un libro llamado El insomnio de Bolívar, que no sabemos si irónicamente o no, pero me temo que no, más o menos argumenta que México debería ser parte de Norteamérica en vez de América del Sur”. En el mismo contexto es indudablemente irónico que el archivo de Gabriel García Márquez quede en manos de la Universidad de Texas en Austin (“Los archivos de Gabo representan la historia cultural y política de América Latina”, EL TELÉGRAFO, 07 12 14).
Los escritores ecuatorianos se caracterizan por deberse enteramente a su identidad nacional. Así, Eliécer Cárdenas, Carlos Carrión, Ernesto Carrión, Jorge Dávila, Iván Égüez, Alejandro Moreano, Abdón Ubidia, Juan Valdano (en orden alfabético, con el perdón de otros) hablan y escriben sobre los temas propios de la identidad nacional. Así lo hicieron los que se fueron recientemente, como Enrique Adoum, Benjamín Carrión, César Dávila, Agustín Cueva, Oswaldo Guayasamín, Efraín Jara, Jorge Velasco Mackenzie, Pedro Jorge Vera, Bolívar Echeverría, Ulises Estrella.
Por sus obras, son nuestros inmortales, porque como una persona muere realmente solo cuando desaparece la última persona que la recuerda, sus libros permanecerán por siempre. La muerte física individual no tiene la trascendencia que tiene el recuerdo subjetivo de familiares y amigos, su grupo cultural y la sociedad.
Novelistas, ensayistas, pintores, músicos, emocionan por siempre con su arte y, ciertamente, para el caso de los novelistas, como dice Javier Cercas (en Soldados de Salamina, Tusquets, Barcelona, 2012), “con su imaginación nos crearon mundos subjetivos, imaginados, que desbordaron la realidad, que la superaron, que la modificaron, que lograron crear otras realidades, ciertamente de ficción, pero que tenían de historia y de cuento, una fascinante mezcla que nos hizo vivir y amar la vida. (O)
