Días atrás, Ecuador tuvo una “masiva” presencia en Chile, al ser invitado de honor a la XXXII Feria del Libro de Santiago, asistiendo más de 70 personas, mayoritariamente escritores y actores culturales. Esta muestra estuvo encabezada por el presidente Rafael Correa. Paralelamente, el mandatario ecuatoriano cumplió una importante visita oficial a Chile.
Este acercamiento tiene raíces a lo largo de nuestra historia. Chile y Ecuador han avanzado juntos en diversos temas: políticos, comerciales, concertando acciones, ayudándonos y cooperando en múltiples áreas y, más recientemente, en los intensos fenómenos migratorios. Estos hechos, decididamente, no son casualidad. No es casualidad tampoco el importante intercambio comercial que a 2011 superó los $ 1.800 millones, un 43,6% más que el año 2010, quedando todavía un promisorio futuro.
Esta visita presidencial ecuatoriana duró dos días, iniciando -el presidente Correa- su recorrido por el norte chileno con la visita a la mina de cobre Gabriela Mistral, que pertenece a Codelco. Posteriormente, en Santiago, se reunió con el presidente Sebastián Piñera y estuvo presente en la inauguración de la Feria del Libro en Santiago. Además, participó en un desayuno con empresarios, dictó una clase magistral en la Cepal, para luego regresar al recinto ferial a presentar un trabajo de su autoría titulado “Ecuador: de Banana Republic a la No república”. Incluso, en medio de ese intenso ajetreo, pudo visitar la tumba del presidente Salvador Allende.
Paralelamente, el presidente Correa, en diversas declaraciones de prensa, se limitó a reafirmar y destacar las coincidencias entre ambos países sobre la vigencia, alcances y contenidos de la Declaración de Zona Marítima de 1952 y el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954, tal cual había quedado establecido en anteriores declaraciones. Sobre esos tratados tripartitos declaró que sobre la base de ellos se ratificó “la frontera marítima entre Ecuador y Perú”.
Por todo lo anterior, podemos aseverar que el inmejorable estado de las relaciones ciertamente no es casualidad. Más bien se trata de una vinculación que ha sido permanente en el tiempo generada en intereses comunes, como también en el deseo de avanzar hacia el futuro de manera mancomunada. Por ello, el presidente Sebastián Piñera coincidió con el presidente Correa al afirmar que “entre Chile y Ecuador, la república del centro y la república del fin del mundo, ha existido siempre una hermandad”.
Así, no es de extrañar lo señalado por el presidente Correa, en el sentido de que las relaciones chileno-ecuatorianas, en el pasado y en el presente, han sido y son de “un gran nivel”. En definitiva, todo esto no es, ni ha sido, casualidad.
* Embajador de Chile en Ecuador
