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El Telégrafo
*Fernando Falconí Calles

No al pasado

28 de agosto de 2015 - 00:00

Luego de la marcha motorizada de la oposición que culminó en Quito el 13 de agosto 2015, conviene reflexionar sobre algunos hechos. En efecto, aquel día se iniciaba el ‘paro nacional indefinido’. Aparte de algunas manifestaciones urbanas y bloqueos de carreteras en varios puntos del país, el asunto no pasó a mayores. Sin embargo, llamó la atención el nivel de violencia con el que grupos de manifestantes opositores actuaron, especialmente en la capital. Así lo confirman los numerosos heridos y contusos en las filas policiales.

Por los medios privados desfilaron algunos ‘personajes’ que pedían que el presidente Correa se vaya. Así lo dijo el que lleva el agua a su molino y no le gusta pagar impuestos. También lo solicitó el sepulturero de la Izquierda Democrática. Lo repitió el que fue superministro del gobierno del feriado bancario. Se sumó a la petición el que fue Gobernador del Guayas en el febrescorderato. Igual lenguaje utilizó el que ofreció morir en el intento de cambiar el país y abordó el helicóptero que lo sacó de Carondelet.

Evidentemente, el millón y medio de ecuatorianos que salieron de la pobreza quiere que el presidente Correa se quede; los diez mil estudiantes que se están preparando en las mejores universidades del planeta; los beneficiarios del Bono de Desarrollo Humano, bajo el sistema de corresponsabilidad; los estudiantes que en Ecuador acceden a la educación superior gratuita; los miles de pequeños agricultores que reciben créditos del Banco Nacional de Fomento y cuidan de su salud a través del Seguro Social Campesino; los miles de madres que se encuentran trabajando tranquilas porque sus hijos están bien cuidados y alimentados en los Centros Infantiles del Buen Vivir; los miles de compatriotas que acuden a los hospitales y centros del Ministerio de Salud a recibir sus servicios en forma gratuita. Los miles de niños y niñas que reciben educación con calidad y calidez en las escuelas del milenio; los miles de migrantes que ya han regresado a la patria, porque Ecuador cambió profundamente y les ofrece oportunidades de trabajo. En la etapa neoliberal, los gobiernos antipopulares aplicaban las políticas ordenadas por los organismos financieros internacionales; en consecuencia, la desigualdad y pobreza crecían. En esas circunstancias se justificaba plenamente organizar la oposición. La frustración era tan grande que se contaban los días para que el período del vendepatria de turno terminara.
Hoy protestan las minorías. Eso define el carácter del gobierno de la Revolución Ciudadana. Por ello, queda claro que las ‘guarimbas criollas’ actúan bajo generoso financiamiento  interno y externo. A las élites les preocupa la candidatura del presidente Correa y la continuidad del proceso transformador. Por esta razón surge en estos tiempos el grito de: ‘Fuera Correa, fuera’. Es el atajo golpista que han escogido aquellos que en 2017 saben que serán derrotados -una vez más- por las mayorías.

En este contexto, es pertinente recordar las palabras del héroe cubano José Martí: “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber. Ese es el único hombre práctico, cuyo sueño de hoy será ley del mañana”.

En consecuencia, es deber ciudadano respaldar al proceso transformador para no retornar al pasado de oprobio, vasallaje y corrupción. (O)

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