La economía nacional se va recuperando. Los indicadores así lo señalan. Las políticas fiscales atenúan el déficit presupuestario y la recuperación del precio del petróleo ha mejorado la balanza comercial. El sector financiero se ha fortalecido. Algunos banqueros o allegados no pueden esconder esa realidad.
Los depósitos están en niveles altos y el crédito esta reactivado con tasas de interés que tienden a la baja. Los niveles de reserva son altos y la tasa de inflación está por el nivel cero. El repunte de la economía mundial es positivo. Se dinamiza el consumo privado y las exportaciones. El nivel de conflictividad política ha bajado. El Gobierno, gracias al inmenso apoyo popular en la consulta, ha superado la confrontación interna de AP y se organizó el CPCCS.
La crisis creada por el inaceptable “diálogo” entre el excontralor prófugo y el cesado presidente de la Asamblea fue superada con celeridad y varios parlamentarios se vieron obligados a frenar sus ímpetus, presionados por la opinión pública que no quiere volver a los viejos tiempos de beligerancia, al toma y daca y reparto de la troncha.
El Gobierno busca fortalecerse, impulsando diálogos y acuerdos en función del interés nacional. Está decidido a impulsar su plan y los programas sociales de vivienda y de beneficio para niños y ancianos. Se crean condiciones para su financiamiento. La CFN y el Banco del Pacífico, así como el resto de la banca pública, contribuyen positivamente.
El sector de la construcción se reactiva y tiene apoyo estatal, lo que no significa que se deje a un lado el control de la especulación. Se mantiene una política seria en materia de recaudaciones tributarias, con control de la evasión.
La visión rentista de los grandes ortodoxos, sus voceros y analistas, presionan en la coyuntura para resquebrajar la institucionalidad ganada y el poder del Estado. Será contrarrestada por las fuerzas democráticas que entienden el nuevo momento de la patria, que exige producción con más productividad, sin paquetazos antipopulares, y con sentido de solidaridad social y soberanía, en un marco de integración solidaria entre nuestros pueblos y defensa del principio de no intervención y libre determinación. (O)