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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Método de negociación de Harvard

16 de abril de 2015 - 00:00

El triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, en medio de la Guerra Fría, provocó que Estados Unidos de Norteamérica lance un duro embargo económico a la isla, que aún se mantiene. Ni la presión internacional que aboga por la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero ha podido cambiar la posición norteamericana.

Independientemente del origen político de este problema, la forma como se ha negociado una salida a este impase  es el clásico regateo, mediante el cual cada parte se compromete a una posición y después regatea concesiones o presiones. De hecho, los misiles soviéticos en Cuba y el bloqueo de la Marina americana fueron parte de este regateo. Cada una adopta una posición de apertura, que normalmente es extrema y eventualmente van cediendo poco a poco. Y aquí va la denominada oferta final (que realmente no es la última oferta) hasta cuando (que puede ser nunca) se llegue eventualmente a la oferta última y final. Se supone que la torta (motivo de la negociación) es fija y el único trabajo del negociador (en este caso los gobiernos cubano y estadounidense) es reclamar su valor. Este tipo de negociación alienta posturas extremas, obstinación, decepción y definitivamente se denigra y estropea la relación.

Barack Obama es un chico de Harvard y ha resuelto (por lo menos yo lo considero así) el problema cubano usando el modelo de negociación de esta afamada universidad americana, que consiste en negociar en base de intereses. Ha trabajado bajo el supuesto de que la famosa torta origen del problema no es fija y puede agrandarse. La negociación debe entonces ayudar a crear valor antes que a dividir la torta; tomando en cuenta que la relación y la comunicación son los medios para  crear y dividir el valor. Hay siete elementos en este modelo: las alternativas que son las cosas que las dos partes pueden realizar por cuenta propia sin necesariamente estar de acuerdo (son las posibilidades de retirarse que cada parte dispone); los intereses que son lo que realmente quiere cada uno, detrás de las posiciones se encuentran sus necesidades, deseos, esperanzas y temores; las opciones son la gama de posibilidades en que las partes pudieran llegar a un acuerdo; legitimidad pues el acuerdo será justo para las partes en comparación con una referencia externa, algún criterio o principio que vaya más allá de la simple voluntad de cualquiera de las partes; compromiso que son los planteamientos verbales o escritos que especifican lo que cada parte hará o no hará, un acuerdo será mejor en la medida en que las promesas sean prácticas, duraderas, de fácil comprensión y verificables; comunicación ayuda a que el resultado se logre con eficiencia, sin perder tiempo ni esfuerzo, con una efectiva comunicación bilateral; y finalmente la relación  que produzca un resultado en la medida que las partes hayan mejorado su capacidad de trabajar colaborativamente. Un elemento crucial es la capacidad de resolver bien las diferencias.

Raúl Castro y Barack Obama nos han dado un ejemplo del valor de escuchar y comprender y creo que van a ser duros con el problema hasta resolverlo, pero suave con las personas que ya han sufrido bastante. (O)

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