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El Telégrafo
José Vales

Bajo el mismo cielo

05 de julio de 2019 - 00:00

Desde hace algunos años los argentinos viven imbuidos en lo que se conoce como “La grieta”, en materia política. Amigos, compañeros de trabajo, hermanos que dejaron de hablarse por estar a favor o en contra del kirchnerismo. O sea, para muchos o se está con la expresidenta o se es macrista. Solo basta repasar someramente la historia no muy lejana y algunos movimientos políticos actuales para comprobar que estamos en una falacia de características argentinas.

El general Juan Domingo Perón estuvo hace 45 años, pero su legado es omnipresente. Todo pasa por el peronismo. Y si no ahí van varios momentos para demostrarlo y corroborar qué es lo que mueve a los distintos sectores de la política argentina.

En 1990, el menemismo arrancaba con la ola neoliberal. Juan Carlos Rousselot, mano derecha del entonces presidente e intendente del partido bonaerense de Morón, ponía en marcha un ambicioso proyecto para la construcción de cloacas en buena parte de sus territorios. Un negocio millonario.

Lejos de llamar a licitación como ordenaba la ley firmó un convenio con la empresa Sideco, cuyo presidente era un joven de 29 años, Mauricio Macri. El proyecto derivó en escándalo, nunca se terminó, el intendente acabó procesado y el empresario en la presidencia del Boca Juniors, construyendo su futuro de Berlusconi argentino.

Entre 1989 y 1995, un joven Alberto Fernández ya había dejado sus iniciales en sectores de la derecha en el peronismo para desembarcar de la mano del entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, en la superintendencia de Seguros. Por entonces Néstor y Cristina Kirchner se encuadraban en un ferviente menemismo. Fue el fallecido periodista Julio Nudler quien en 2004 denunció los millonarios negociados de Fernández en esa dependencia, sin que nada prosperara como suele pasar en la Justicia argentina.

Para completar la nómina, Macri escogió como compañero de lista a Pichetto, quien hasta hace cuatro días era el hombre de confianza de Cristina Kirchner en el Senado, el que tiene las llaves para cerrar la posibilidad de cualquier juicio político o aprobar más de una ley sensible, Su nombre aparece como una prenda de unidad entre los bandos, porque la dirigencia argentina, en su totalidad, malvive bajo el mismo  firmamento peronista. FIN (O)

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