A menos de dos meses de la primera vuelta electoral, el caótico escenario político en el Ecuador genera un mar de dudas en la ciudadanía. Aún no existen certezas sobre las papeletas para la elección de candidatos y tanto las organizaciones políticas como las autoridades electorales han colaborado en la constitución de este escenario.
Actualmente, a los 16 binomios calificados hasta el momento, se ha sumado la candidatura del empresario guayaquileño Álvaro Noboa, quien nuevamente busca llegar a Carondelet, esta vez en representación del movimiento Justicia Social, luego de que su partido fuera eliminado.
A la telenovela generada en torno a participación de Noboa, se suma un capítulo adicional y tiene que ver con lo ocurrido con Giovanny Andrade, candidato de Unión Ecuatoriana, a quien su partido ha decidido retirar su apoyo y ha pedido al Consejo Nacional Electoral (CNE) retirarlo de la papeleta electoral.
Es la primera vez que un partido retira el apoyo a un candidato ya calificado, sin embargo, el pedido hecho por la organización a la cual Andrade representa, es extemporáneo según lo manifestado por la presidenta del CNE.
El que el binomio correísta Aráuz-Rabascall haya sido inscrito en un partido de alquiler y haya irrespetado los procesos básicos de democracia interna, también aumenta las dudas en el proceso.
Capítulo aparte merece la actuación del Tribunal Contencioso Electoral (TCE), que dio luz verde para que Abdalá Bucaram pueda ser candidato a la Asamblea. Ello otorgaría una suerte de amnistía al ex mandatario, a quien la Fiscalía sigue un proceso por la venta irregular de insumos médicos durante la pandemia.
El Tribunal Contencioso Electoral ha dado tres días al Consejo Nacional Electoral para ejecutar la sentencia y una vez aprobada su candidatura, Bucaram gozará de inmunidad y el proceso en su contra deberá suspenderse.
Las acciones de parte del TCE y el CNE han generado los elementos suficientes para ahondar la desinstitucionalización que vive el país. El espectáculo generado por sus funcionarios que han manoseado y manipulado el actual proceso electoral a muchos ya no sorprende; sus decisiones antojadizas que atentan en contra de la escuálida institucionalidad que desde hace algunos años existe en el país son cada vez más evidentes.
Esos funcionarios han puesto en ascuas las próximas elecciones y sus acciones deberán ser investigadas a futuro pues han demostrado ser funcionales a intereses que nada tienen que ver con el ejercicio del cargo que ocupan.
Lo eventos y acciones que la ciudadanía en los últimos días demuestra la decadencia por la que atraviesa el sistema político ecuatoriano.
