Puerto Azul es una urbanización ubicada en Guayaquil, en la denominada Vía a la Costa. Cuenta con lo que se puede desear: árboles, edificaciones armónicas, parques, una iglesia, negocios pequeños, una casa comunal, calles tranquilas para caminar, canchas: un reducto bonito que acoge a una población de dos mil familias.
El promotor inmobiliario José Solines, quien ha desarrollado varios proyectos allí, fraguó hace poco la idea de crear en Puerto Azul el Centro Costa Pacífica, a pesar de que el solar donde se erigiría tiene como finalidad la residencial. El Comité de propietarios pudo determinar, mediante análisis, que el plan no había sido puesto en conocimiento del Municipio, y que afectaría el cerramiento de la urbanización, así como la calle cercana, donde se habían planeado áreas comunales.
Se generaría más embotellamiento y contaminación. El hábitat natural sufriría, con la tala obligada de árboles y un ambiente hostil para aves y reptiles. Puerto Azul colinda con el manglar del Estero Salado y está ubicado en una zona protegida, en medio de un corredor biológico, según rezan ordenanzas municipales.
La urbanización cuenta con una fortaleza, que ya quisieran otras: un espíritu comunitario que le ha permitido la realización de asambleas y encuestas, que han evidenciado que la mayoría se opone a la construcción del centro comercial. Esta postura mayoritaria produjo un comunicado oficial del alcalde Nebot como voz dirimente: el proyecto no va. Pero los constructores quieren seguir dando batalla...
Esta vez, las mayorías no se equivocan, el buen juicio las acompaña: el desarrollo económico va de la mano de la armonía humana y arquitectónica, los espacios verdes son el bien más preciado de una ciudad moderna, las urbanizaciones pertenecen a sus residentes, cuya voluntad debe ser respetada y garantizada, más si garantiza un futuro sostenible a largo plazo. (O)
