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El Telégrafo

¡Los que mueren por la vida…!

13 de marzo de 2013 - 00:00

El gran Comandante descansa en paz. Consagrado a luchar por su pueblo, se olvidó de sí y fue dilapidando de a poco su salud con tal de no fallarle al soberano, a quien le enseñó con su ejemplo el camino de la liberación y la dignidad. Cosa rara, en las filas militares, donde suelen adiestrarse los represores, se hizo revolucionario.

En respuesta al sanguinario “caracazo” del 89, cuando los traidores neoliberales condenaron a Venezuela al cruel recetario del FMI con un brutal paquetazo en contra de la escuálida economía popular, el Comandante germinó una valiente levantona desde el cuartel. Pese a lo tenue de su pinino revolucionario, hirió de muerte a la partidocracia reaccionaria e inició su carrera hacia la toma del poder para enrumbar a la Patria de Bolívar al Socialismo del Siglo XXI. Para ello contó siempre con la incondicional lealtad del marginado pueblo llanero.

Venezuela era el gueto de millones de desarrapados condenados a la miseria junto a la más moderna industria petroquímica de tecnología yanqui; igualito que acá, donde nos dejaron la  contaminación ambiental junto a famélicos compatriotas que maldecían tanta riqueza que únicamente favorecía a las transnacionales que siempre contaron con la bien pagada complicidad de los gobiernos entreguistas de turno.

Catorce años gobernó el inclaudicable Comandante, con la opción preferencial a favor de los pobres, obedeciendo el mandato cristiano de solidaridad con los que sufren. Transformó a su idolatrada Patria en una moderna sociedad encaminada al Socialismo, con instituciones al nivel de la excelencia para el servicio público, con sus “misiones” de salud, educación, vialidad, vivienda, salubridad, que se convirtieron en políticas de Estado, inamovibles a los avatares de una oposición que pese a sus trajes oscuros y caras compungidas no pudo disimular el contento que le provoca la muerte del eterno Comandante, quien sintiendo cerca su final, designó al sucesor en la persona de Nicolás Maduro, el más leal de los revolucionarios que se encamina triunfante a la lid electoral del 14 de abril.

Libró la más dura batalla con los poderes fácticos de la gran oligarquía, de banqueros y dueños de medios de comunicación, que no cejaron en su empeño por recuperar sus canonjías, llegando al extremo de defenestrarlo por unas horas y reemplazarlo con el más ruin de sus opositores que salió corriendo como todo cobarde cuando el pueblo junto a militares leales lo restituyeron en la Presidencia.

Traspasó el umbral hacia la inmortalidad. El llanto de la gente en Latinoamérica y el mundo refresca la memoria de su extraordinaria obra y legado. Chávez es el antecedente para que no se repita la historia de la traición y vasallaje; es el ejemplo a seguir siempre por el camino de la revolución; es el más severo vigilante de la lealtad y consecuencia con el socialismo que acá también estamos construyendo con la Revolución Ciudadana. Te toca Mashi Rafael tomar la posta del  inmortal hermano Comandante para que sus sueños y los nuestros sigan construyendo maravillosas utopías.

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