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El Telégrafo
Carlos Aznarez

Columnista invitado

Los bandidos de afuera y de adentro

22 de septiembre de 2017 - 00:00

Una enorme marcha antiimperialista serpenteó Caracas desde las primeras horas del martes. En sus pancartas el pueblo venezolano hablaba mejor que decenas de manifiestos y declaraciones: “Trump saca tus manos de Venezuela” o sencillamente, apelaban a la historia dolorosa del continente: “Yanquis go home”. Esa consigna que el gran Alí Primera hizo que en una prolongada época del país, la entonaran como un himno gentes de todas las edades.

Era lógico que esto ocurriera cuando se trata de un pueblo consciente y revolucionario, pero además se daba la coincidencia de que justamente el día en que culminara el Encuentro mundial “Todos y todas somos Venezuela”, el emperador del Norte y amenazador del Sur leyera en la ONU una nueva proclama guerrerista, lo que convirtió a la gran movilización en una rápida y valiente respuesta a la prepotencia y verborragia de Trump.

Esto y mucho más pudieron sentir en su piel los más de doscientos delegados internacionales, que en representación de los cinco continentes pudieron apreciar que este heroico pueblo, hacedor de tantas victorias, es junto a su Fuerza Armada, el factor principal de una gran línea de defensa antioligárquica y antiimperialista. País por país, porque como dijo el presidente Nicolás Maduro al finalizar la marcha, frente al Palacio Miraflores, “el nuevo Hitler nos ha amenazado a todos”.

Maduro, que es el más fiel intérprete de lo que realmente su pueblo piensa y quiere, no se quedó atrás y levantó la apuesta y le respondió al mandatario norteamericano, que no solo Venezuela sino todos los pueblos de la Patria Grande “seremos uno a la hora de resistir cualquier locura por parte suya y de sus cómplices, los judas del continente”.

Esos mismos que en un encuentro con Trump recibieron las instrucciones para aumentar el bloqueo a Venezuela.

El presidente venezolano apeló a poner en marcha la más importante cadena de solidaridades pueblo a pueblo, para enfrentar el desafío de la guerra ya declarada por el Imperio. De hecho esa es una de las más importantes resoluciones del Encuentro, además de unir a escala mundial a todos los periodistas y comunicadores dedicados a la contrainformación y a enfrentar al discurso único.

Sin embargo, Maduro no se quedó fijado solo en el enemigo externo. Apuntó a una oposición interna que es una “colcha de retazos” y que “va a ser derrotada” en las elecciones regionales del 15 de octubre, y a un factor o “pústula” que está dentro de las propias filas de chavismo. “Si ustedes me preguntan cuáles son los enemigos del pueblo y la Revolución que más daño nos pueden hacer, les contesto: la burocracia y la corrupción. Esos bandidos que ocupan cargos de funcionarios públicos y no cumplen con lo que les marcan sus atribuciones”.

Y agregó que no le temblará el pulso para quitarlos ya del medio e incluso meterlos en prisión. El pueblo que “es sabio y paciente” rugió desde abajo y sin más comenzó a corear “Limpieza en PDVSA”, lo que fue repetido en voz alta por el presidente. Marcaba a fuego así uno de los sitios donde la inteligencia popular divisa más problemas del andamiaje gubernamental. “Pido el apoyo de la clase obrera y de todo el pueblo para que no dejemos que esto continúe. El que no pueda cumplir con las obligaciones de la Revolución, que lo diga y se vaya”.

Así se gobierna y así se expresa una Revolución que, a pesar de lo que inventan a diario los medios hegemónicos, goza de buena salud. Tanta que sigue construyendo Patria cada día. (O)

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