Ha sucedido lo que muchos especulaban. No era una amenaza para generar miedo. Es su repugnante “estrategia” para hacerle una afrenta al país, bajo la batuta del populismo corrupto que nos agobia hace más de 30 años: tener en una papeleta electoral presidencial y de asambleístas, a personajes y organizaciones que cubiertos por limbos jurídicos, de que al no haber una sentencia u orden judicial en firme, puedan ejercer su derecho a ser candidatos; y, a partidos de alquiler cuestionados, prestar su casillero para auspiciar candidaturas de última hora. Ganar tiempo e impunidad.
Parece escena macondiana, un absurdo realismo mágico convertido en pesadilla, donde la honestidad y la ética estuvieran vulnerando derechos humanos fundamentales. Lo leí de un amigo abogado, él y otros alumnos disciplinados del Derecho quieren quedar bien con la imparcialidad, pero sus conclusiones cubren de un áurea de victimización a imputados por la Justicia como Abdalá Bucaram o Rafael Correa.
Pasó también con Álvaro Noboa, convertido en un “popular” meme de sí mismo con hilarantes videos. Ha querido desde antes trasmutar de la memoria colectiva, las denuncias periodísticas y tributarias como el caso Swissleaks o acusaciones de presuntos casos de explotación laboral, trabajo infantil, matones y evasión fiscal en haciendas como La Clementina y Los Álamos. Proyectaba una alta intención de voto con su sexta candidatura, finalmente retirada.
Lo vemos en organizaciones políticas de alquiler (como Centro Democrático), con dirigentes procesados judicialmente por corrupción como Avanza (Ramiro González) o Justicia Social (del esposo de la delatora Pamela Martínez), auspiciando gente como Isidro Romero o Fabricio Correa. ¡Esa papeleta abofetea al Ecuador! Estremece ver el cinismo político rampante que normalizaría –si cualquiera de ellos ganase– el negocio putrefacto de la política.
Pasa con gente desempleada, que con agobio y desmemoria, no ven otra salida que el abismo suicida de apoyar a quienes malversaron y despilfarraron dinero público, esperando dádivas, clientelismo o limosnas de falsos Robin Hood. Ojalá sea un mal sueño del que despertaremos con sentido común, cordura. (O)
