Los mayores peligros para un país pequeño y pacífico como el Ecuador es que se descubran grandes reservas de petróleo, gas y minerales estratégicos que enloquezcan a las potencias colonialistas mundiales y a las grandes empresas transnacionales asociadas a ellas y que decidan invadirnos, con la complicidad o no del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; que entreguen dinero, armas y organicen a las fuerzas contrarrevolucionarias como sucedió en Centroamérica no hace mucho, y actualmente en algunos países de África y Asia, para que los pueblos se destrocen en guerras fratricidas y simultáneamente las potencias colonialistas saqueen su patrimonio; y que el poder mediático internacional, unido a las oligarquías, los que no coinciden con el proyecto de la Revolución Ciudadana, los pequeños líderes egocéntricos, los grupos políticos y religiosos sectarios y las organizaciones no gubernamentales que responden a intereses extranjeros, se apoderen de la conciencia del pueblo ecuatoriano, dividiéndonos en muchos pedazos.
La conciencia de la historia libertaria y la unidad del pueblo permiten resistir con dignidad, sin perder la esperanza, a los neocolonialistas. Los mejores ejemplos históricos los tenemos en Haití, Paraguay, Vietnam, Cuba y Palestina. Una de las mayores lecciones de la historia universal, es la sentencia “El pueblo unido jamás será vencido” y la contraria, que como una fatalidad también se cumple: “El pueblo desunido siempre será vencido”. Las prácticas de los vencedores de siempre, en lo familiar, comunitario, económico, político y militar fueron sistematizadas por Nicolás Maquiavelo en su libro “El Príncipe” y quedaron inmortalizadas en la frase “Dividir para reinar”. El mejor líder político es el que tiene mayores habilidades para reducir y dividir a sus enemigos y mantener unido a su propio pueblo como un duro puño cerrado, en defensa de los derechos humanos, de la naturaleza y de sus sueños más queridos.
La más importante tarea de los niños, adolescentes y ciudadanos es saber escoger, reemplazar o ratificar a sus representantes en las instituciones, organizaciones, comunidades, barrios, parroquias, cantones, provincias, regiones del país, que se identifiquen con los principios de dignidad, libertad, independencia nacional, justicia, equidad, respeto al desarrollo pleno de cada persona, cultura y del pueblo ecuatoriano.
