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El Telégrafo

La unidad del pueblo ecuatoriano y sus enemigos (1)

10 de marzo de 2012 - 00:00

Los  problemas existen para ser enfrentados y encontrar cada día mejores soluciones. Estos graves problemas requieren en forma radical ser enfrentados, como son el aislamiento de las comunidades, la falta de infraestructura social  básica de las poblaciones rurales, las inundaciones y sequías, la contaminación por agroquímicos, la destrucción ambiental, el analfabetismo, el desperdicio de talentos, la deficiente capacitación de la población, la desnutrición, la desocupación, la pobreza, la delincuencia, la inseguridad, el consumismo, las adicciones sociales, la corrupción, el burocratismo, la explotación por parte de nacionales y extranjeros, la colonización mediática, la proliferación de sectas religiosas y políticas, los agentes extranjeros infiltrados en las instituciones al servicio de poderes mundiales para dividir al pueblo ecuatoriano, etc. Solamente los problemas pueden ser reducidos a su mínima expresión, con la participación de casi la totalidad de una comunidad, que  es consciente de su situación y que solidariamente actúe al servicio de un propósito común.

La enfermedad que constituye  la desunión del pueblo ecuatoriano en las elecciones locales o nacionales es un peligro que hay que reducir y de manera sabia evitar. Las organizaciones sociales y políticas que se consideran honestas, democráticas, progresistas, patrióticas y hasta revolucionarias y que dicen defender al pueblo ecuatoriano, tienen la obligación moral y política de unirse respetando sus particularidades. En caso contrario, consciente o inconscientemente, participarán separados, divididos, como “tontos útiles”, haciendo “el caldo gordo” a favor de los enemigos del pueblo ecuatoriano, repitiendo los enfrentamientos fratricidas del siglo XX.

Para derrotar al pueblo ecuatoriano en sus aspiraciones de desarrollo integral, bienestar y felicidad, en armonía con uno mismo, la sociedad, el Estado y la naturaleza, se requiere que prevalezcan las fuerzas de su explotación, dominación y que esté infectado por el veneno de la desunión, principalmente por el egocentrismo de sus dirigentes y la acumulación desmedida de dinero. La desunión es la más grave de las enfermedades sociales que  pueden afectar a las comunidades y al pueblo ecuatoriano. En cambio, la unidad férrea de sus miembros lo hace invencible en el cumplimiento de sus propósitos.

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