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El Telégrafo
Daniela Ángela Leyton Michovich

La postal del nómada digital

03 de septiembre de 2021 - 00:00

Una hamaca, sandalias, un daikiri y la mirada hacia un atardecer,  son algunas de las imágenes que nos vende un estilo de vida como nómada digital, una imagen de postal más cercana a los millennials y centennials del primer mundo que a los del sur global quienes más bien son buscados por la mano de obra barata y el trabajo de maquila en esta industria.

Como tantas expectativas generadas desde el privilegio, esta cartelera nómada omite hablar de la necesidad de un capital considerable de inicio para embarcar el sueño, de la necesidad de un seguro internacional de salud, de lo tratos justos con respeto a los derechos laborales, de las horas de trabajo que no tienen un margen y que se mezclan e invaden los pocos espacios de familia o de tareas del hogar, de la dificultad que implica no contar con un historial crediticio en un país que no es el propio, de las barreras del lenguaje.

Este estilo de vida se reserva a la imagen de los genios futuristas que caminan en sandalias por las calles de California y que con el mito del garaje venden la posibilidad de crear mega corporaciones, una realidad que apenas es atisbada en países latinoamericanos que sueñan en espacios pequeños de coworking, que sin duda generan y activan otros mapas de conocimiento pero que no llegan a formar parte del equipo de élite que cuenta con el Know How hegemónico, que se caracteriza por  los “cerebros importados” ciudadanos de mundo que en sus países no tienen trabajo y que en este lado del mundo son sobre valorados.

¿Cómo dar el salto cualitativo? Si en la pandemia evidenciamos que los docentes latinoamericanos, en el mejor de los casos están apenas familiarizados con estrategias pedagógicas telemáticas que permitan un intercambio enriquecedor con el grupo de estudiantes, si en general en la región el derecho a la conectividad es discursivo, si los negociados de computadores escolares se vieron desde las “Quipus” bolivianas, los computadores escolares en Perú, hasta las “Canaima” venezolanas, todas con algún tipo de  desvío de su objetivo, sea porque se guardan bajo llave para evitar que el escolar “la dañe” , sea por su sobreprecio o porque se encuentran ofertadas en páginas de mercado libre lejos de las manos de un niño, o porque finalmente son desviadas a casinos con total impunidad.

¿Cómo al menos acercarnos, si en la región nos seguimos moviendo en carreras tradicionales desconectadas de estas posibilidades? Si no se presta atención a la potencialidad que tiene la creación de contenido, la gamificación, si no se incluyen carreras profesionales para formar SEO si los jóvenes terminan el colegio sin conocer al menos un lenguaje básico de programación.

Las postales no dejan de ser lindas,puede encontrar varias, total siempre habrá un hipster con un computador sentado en la mesa de un café o en la playa con los pies en la arena, cada destello de luz en la imagen fotográfica más que  iluminar la posibilidad de una carrera en iguales condiciones, se limita a  recordar su encuadre de privilegio.

 

 

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