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El Telégrafo
Sebastián Vallejo

La NSA te desea una Feliz Navidad

25 de diciembre de 2015 - 00:00

Facebook, tan amado por convertir a provocateurs en analistas políticos y en permitir salvar le mundo dando likes, te está utilizando. Es evidente. Todas esas publicaciones sugeridas, todas esas propagandas en los costados; todas tan sincronizadas con cualquier hálito de interés que puedas tener por la ocurrencia más vaga que venga a tu mente. Es una máquina de vender. Pero es una máquina de vender, con “corazón”. Más allá de su promesas filantrópicas, también hizo público su rechazo al Proyecto de Ley para Compartir Información de Cíber-seguridad (CISA por sus siglas en inglés) que se busca avanzar en el Congreso de los Estados Unidos. Facebook te ha traicionado. En octubre de este año, Fight for the Future, una organización estadounidense que busca mantener la libertad del internet, denunció que Facebook está cabildeando a puertas cerradas a favor de CISA. Es una traición. Es una traición que a nadie le importa, porque al final, qué tanto hemos escuchado sobre CISA. Es, precisamente por esto, una traición peligrosa.  

Legisladores en Estados Unidos han buscado avanzar, y fracasado en su intento, a CISA por dos años. En cada ocasión han encontrado la oposición de defensores de los derechos civiles, de empresas de tecnología e, incluso, del Departamento de Homeland Security (encargado de la defensa en contra de ataques terroristas).

La oposición más grande a CISA, que presuntamente fue creado para responder de manera rápida a hacks e infracciones cibernéticas, apuntaba a los canales para compartir información que creaban lagunas jurídicas en las leyes de privacidad y permitían a las instituciones de inteligencias obtener esta información sin una orden judicial. Es, básicamente, una ley de vigilancia.

Y no es una ley de vigilancia contra el terrorismo. No lo digo yo en mis delirios conspirativos. Lo dice el Departamento de Homeland Security, quienes en julio alertaron sobre la cantidad de información “inútil” que obtendrían (información no relacionada a terroristas), además de la “erradicación de protecciones sobre la privacidad”. CISA facilita la entrega de información por parte de empresas privadas (como Facebook, esa que te conoce tan bien) al gobierno y otras empresas de seguridad, para una supuesta expansión en los esfuerzos por mejorar la ciberseguridad. Es decir, sin la necesidad de una orden judicial. Una manera de sacrificar los derechos por obtener seguridad. El propio Thomas Jefferson dijo que de hacerlo, no obtendrían ninguna de las dos.

Entonces, si CISA no ayuda en la famosa “guerra contra el terrorismo”, lo que queda es una ley que busca expandir la capacidad de vigilancia del Estado. Más aún cuando la información requerida se puede compartir con agencias federales, incluida la NSA (la misma que denunció Edward Snowden, la misma que estuvo en todo avispero que resultó de la denuncia, la misma que sigue igual; sí, esa, el equivalente a nuestro SENAIN, el de Hacking Team, ¿recuerdan?). El problema es aún mayor, porque CISA ha mutado con cada objeción y barrera que ha encontrado en su camino. Ha mutado para mal. En versiones anteriores, solo se permitía el uso de esta información en casos de “amenazas inminentes”. La nueva versión solo requiere una “amenaza específica”, permitiendo buscar en la data cualquier término específico, en cualquier momento.

Este miércoles, el Congreso de los Estados Unidos aprobó una legislación Ómnibus, un tipo de mega-paquete legislativo que incluye provisiones en diversos temas que están poco relacionados entre sí. Un tipo de legislación democráticamente cuestionable que no permite un mucho debate sobre sus especificidades.

El de este año también incluía a CISA. Feliz Navidad.

Gaithersburg, 24 de diciembre de 2015






























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