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El Telégrafo
Jorge Majfud. Escritor uruguayo

La gran revolución del siglo XXI (1)

30 de abril de 2018 - 00:00

Semanas atrás publicamos unas breves reflexiones sobre “La gran crisis del siglo XXI”. Un problema menor es que nos acusen de dramáticos, grandilocuentes y apocalípticos. Todo eso es irrelevante, olvidable. A riesgo de equivocarnos, como todos, nuestra obligación es la de aportar alguna mirada general sobre los problemas más importantes que pueden afectar a la humanidad en el tiempo presente y en los tiempos por venir, aunque para entonces ya no estaremos caminando sobre este hermoso planeta ni estaremos disfrutando de ese maravilloso y tan desvalorado milagro de estar vivo.

Para mí no quedan dudas. La gran crisis planetaria que va a enfrentar la humanidad y el resto de las especies sigue centrada en el problema socio-ecológico. Las dos bombas de tiempo que indicábamos en el artículo anterior (la peligrosísima e insostenible concentración de riqueza, mero secuestro del progreso humano por parte de una élite financiera y la próxima aceleración del cambio climático), ambas unidas por un sistema social y económico basado en el consumo y el despilfarro (“La pandemia del consumismo”, 2009), se librarán a través de la próxima gran revolución tecnológica, sin duda con un mayor impacto que la que produjo internet.

Hace diez años observábamos que “mientras las universidades logran robots que se parecen cada vez más a los seres humanos, no solo por su inteligencia probada sino ahora también por sus habilidades de expresar y recibir emociones, los hábitos consumistas nos están haciendo cada vez más similares a los robots”. La misma idea es recogida en el libro Cyborgs (2012) pero procede de mi segundo libro Crítica de la pasión pura (1998). Obviamente, por “robots” me estaba refiriendo a un concepto que, por entonces, no se había desarrollado como ahora: la Inteligencia Artificial. El tiempo ha confirmado este pesimismo y me ha corregido en algunos optimismos de la misma época sobre la Democracia Directa derivada de las Comunidades en línea (aunque ¿quién sabe? tal vez todavía sea posible).

Hoy los robots se están comiendo millones de puestos de trabajo y, con todo, eso no parece ser nada en comparación a la revolución de la IA. Los robots son peligrosos para los trabajadores solo si los beneficios de su eficiencia se siguen concentrando en los “dueños de los medios de producción” (perdón por la terminología marxista) y no llegan a los trabajadores, que fueron quienes aportaron, con su trabajo y sus impuestos, para que todo ese conocimiento se desarrollara en las universidades. (O)

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