La Casa de la Cultura Ecuatoriana careció, durante mucho tiempo, de un núcleo provincial de Pichincha, con el argumento de que la matriz funcionaba en Quito y que cumplía sobradamente las tareas de un núcleo provincial. Esto se hallaba inclusive consagrado en la legislación institucional.
Pero los tiempos cambiaron y también el sistema electoral, sustituyéndose la antigua Junta Plenaria, formada por todos los miembros de número de la CCE, por otra “de bolsillo”, integrada solo por los presidentes de los núcleos provinciales, con la cual se hacía más fácil controlar la elección de los directivos nacionales de la Casa.
Hubo algo peor. Esa reforma mantuvo el derecho de los académicos de cada núcleo a elegir al presidente del mismo (que, a su vez, participaba en la elección del presidente nacional), pero dejó sin participación electoral alguna a los académicos de Pichincha, los más numerosos del país, quienes, al no tener Núcleo Provincial, no elegían a sus directivos ni participaban indirectamente en la elección de los directivos nacionales de la Casa.
Buscando corregir este sistema perverso, que nos marginaba de toda decisión en la vida institucional, los académicos de Quito exigimos hace algunos años la creación del Núcleo Provincial de Pichincha, recibiendo un inicial apoyo de las actuales autoridades de la CCE. Fue así que nos reunimos en grandes asambleas, realizadas en el Teatro Prometeo, donde primero acordamos crear este núcleo y luego elegimos a sus primeras autoridades.
Por desgracia, esto asustó a las autoridades de la Casa, que, temerosas de perder poder, recularon y negaron al nuevo núcleo tanto el espacio físico como los recursos para su funcionamiento.
