No hay duda que el escenario internacional para Ecuador y América Latina se ha reconfigurado no solo por los ciclos económicos, sino también por los políticos.
El país no debe olvidar que durante una década ha logrado posicionarse en los escenarios internacionales, reivindicando principios claves como la autodeterminación de los pueblos, el respeto sin condiciones a la soberanía, el ejercer plenamente la democracia respetando la voluntad de los ciudadanos. En ese marco se ha presentado la Agenda de Política Exterior 2017-2021(http://bit.ly/2tJrlyC). Producto de un proceso de consultas y mecanismos de participación de diversos actores.
Es importante que la ciudadanía se apropie de esta Agenda y comprenda el rol que cumple el país a nivel mundial. Ha sido un gran logro como país presidir el G77 más China, como tener la Presidencia Pro Tempore de la CAN y aspirar a presidir la ONU.
Analizando los siete objetivos de la Agenda se comprende que avanzamos a una política exterior que enfrenta el siglo XXI: de mayor presencia e integración para alcanzar la equidad e igualdad que requiere el Ecuador como todos aquellos países en vías de desarrollo; por eso la defensa de la paz es fundamental para el desarrollo económico y social.
Fortalecer el multilateralismo, fortalece nuestra posición en el mundo y provocará una mayor apertura a mercados, incentivar la diversificación de la producción nacional, y comprender que la integración regional es vital para la defensa de la democracia y la búsqueda de acuerdos comerciales que aporten a salir del subdesarrollo.
A la par Ecuador da ejemplo al planeta, respetando la movilidad humana en todas sus formas. Somos el país con más refugiados en América Latina. Eso da cuenta de que somos un pueblo solidario que ha comprendido que también nos acogieron en otras latitudes. Se impulsa la discusión sobre el rol de la cooperación internacional y sus nuevos desafíos.
Como también -ya era hora- de superar el patriarcalismo de un servicio exterior y diplomacia anquilosada en los modelos del siglo XIX. ¡La equidad de género es ineludible! No es una dádiva de patronazgos, sino derechos. Son las bases de una política exterior soberana, renovada, madura, que fortalezca nuestra voz en el mundo. (O)
