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El Telégrafo
Mauricio Maldonado

Joker

05 de noviembre de 2019 - 00:00

He debido volver a ver la película maravillosamente interpretada por Joaquin Phoenix para corroborar que se trata de una genuina pieza de arte. No tengo que recalcar, por supuesto, que este es un juicio personal. Aunque hasta Hume (en Sobre la regla del gusto) aceptó que también en cuestiones estéticas hay ciertos estándares. Pero no nos desviemos.

La actuación de Phoenix es tan icónica y su personaje está tan bien construido que la película difícilmente puede dejar indiferentes a sus espectadores (para muestra, un botón: por primera vez se ha pensado en un contendiente serio para “el mejor Joker de la historia” de Ledger).

Más aún, del filme hay que recalcar también algunos temas circundantes que merecen atención: variadas interpretaciones posibles y plausibles acerca de los sucesos narrados en la película, el uso de simbolismos y paralelismos que crean diversas aristas de análisis (la gala en que se presenta Modern Times de Chaplin, a la que acude una desconectada élite de Ciudad Gótica, solo para poner un ejemplo), el problema de la salud mental como un tabú social, entre otros.

La película, a mis ojos, merece la acogida que ha tenido. También el primerísimo reconocimiento que obtuvo en el Festival de Cine de Venecia, en donde obtuvo una ovación de ocho minutos y un León de Oro (el primero para una película “de superhéroes”). Lo de superhéroes, por supuesto, va entrecomillado, porque el filme es, en realidad, algo más y algo menos que una película de superhéroes.

Algo más: se trata de una película que puede ser vista de modo del todo independiente de la historia de los cómics (algunos sugieren que el tiempo le deparará el ser un filme de culto). Algo menos: la película no presenta al villano sino como el símbolo de un descontento que es independiente de él mismo.

Solo hacia el final este símbolo se vuelve conocido, pero la revuelta no ha sido creada o querida por él. En realidad, Arthur solo busca aceptación. Y lo hace de modo desesperado. El Joker no es un agente del caos. Es, más bien, un desclasado que trata de hallar un lugar en el mundo. Un antivillano, digamos. (O)

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