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El Telégrafo

Jefe indio llorando

14 de marzo de 2012 - 00:00

A veces una imagen habla mejor que mil discursos. Es el golpe que recibí al mirar a este jefe indígena brasileño de la nación Raoni llorando porque la construcción de la más grande represa del mundo va a borrar del mapa su territorio y su pueblo.

Mientras Brasil entra en el libro de los campeones, este pueblo indígena, cuidador milenario de la naturaleza, va a entrar en el infierno antes de morir desaparecido por la dictadura del progreso capitalista. Ese destino espera el pueblo Raoni, de 40.000 personas, en la selva amazónica brasileña.

¿Hasta cuándo el destino de los pobres va a seguir siendo la “muerte prematura e injusta”? Es fácil ahora denunciar la colonización europea con sus genocidios 10 veces superiores a las quemas de los judíos en los campos de concentración nazis. Es fácil ahora mostrar del dedo condenador a los dictadores asesinos Pinochet y León Febres-Cordero. Es más fácil ahora condenar a los muertos que defender a los vivos torturados o desaparecidos.

¿Quiénes son ahora los colonizadores devastadores de pueblos y de riquezas naturales? ¿Quiénes son ahora los dictadores asesinos que matan pueblos impunemente? ¿Quiénes son las estrellas de un momento que, tal meteoritos, siembran muerte y cenizas a su paso? ¿No construimos nuestro propio suicidio colectivo?

Ya en 2007 nos advertían los obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida, Brasil: “Como profetas de la vida, queremos insistir que en las intervenciones sobre los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma humanidad. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable”.

“La solidaridad es la ternura de los pueblos”. “Amo lo que tengo de indio”, decía monseñor Leonidas Proaño. Dejemos subir en nosotros la compasión, a fin de aportar más decididamente nuestro granito de arena en la defensa de este pueblo brasileño condenado a muerte injustamente, en la defensa de la Amazonía y en la defensa de la naturaleza en general. Nuestro lindo planeta azul es una sola unidad de vida y de destino. Lo decía san Pablo: “Si un miembro sufre, todos los miembros sufren. Al miembro más insignificante le prestamos más cuidado”.

Por todas estas razones me permito invitarles a firmar una petición para que se revise la construcción de la represa Belo Monte en Brasil, que afecta directamente al pueblo Raoni: http://raoni.fr/firma-peticion-contra-belo-monte.php

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