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El Telégrafo
Julio Peña y Lillo E.

Columnista invitado

¿Izquierda, derecha o política de la ‘buena onda’?

Columnista invitado
24 de marzo de 2015 - 00:00

¿Qué significa ser de derecha hoy en América Latina? Retomando al filósofo y politólogo italiano Norberto Bobbio, derecha e izquierda son conceptos antagónicos, el uno no puede existir sin el otro, debate que gira, sobre todo, alrededor de la concepción del ideal de igualdad. Mientras la derecha concibe a la mayoría de las desigualdades como naturales y difíciles (o incluso inconvenientes) de erradicar, la izquierda plantea que la mayoría de las desigualdades es construida socialmente, por lo que esta realidad debe ser transformada y modificada.

En lo que va de este siglo, vemos la activación de dos tipos de derecha, por un lado, la llamada ‘restauración conservadora’ que vendría a ser el intento de los viejos actores y partidos políticos provenientes de las décadas perdidas (años 80-90), de recuperar el poder, para dar marcha atrás en prácticamente la mayor cantidad de logros alcanzados (recuperación del Estado, cultura tributaria, mayor redistribución e inclusión, etc.) por parte de los gobiernos progresistas en estos últimos diez años.

Y por otro lado, la llamada política de la ‘buena onda’ o nueva derecha, que tras casi una década de retorno estatal y de políticas sociales construidas bajo la bandera del mandato popular, no manifiesta abiertamente signos de querer llevar a cabo una patada de tablero o un borrón y cuenta nueva, como sí lo hace explícitamente la derecha de la restauración conservadora.

La derecha de la ‘buena onda’ parte de una narrativa que integra (banalizando y naturalizando) algunos de los elementos propios de los procesos de transformación operados por la izquierda en el poder, y presenta una articulación regional estrechamente vinculada a los preceptos políticos del asesor Duran Barba, que ha trabajado con diversas figuras políticas del continente como: Mauricio Macri, Felipe Calderón y Marina Silva.

Para esta derecha de la ‘buena onda’, los jóvenes y la ciudadanía hoy ya no se reconocen en instituciones arcaicas de la modernidad como: ciudadano activo, organización ideológica y partidista o incluso el mismo Estado-nación. Para esta derecha de la sociedad de consumo, lo fundamental es ejercer los derechos e intereses individuales, consumir y expresar su identidad en el seno de una sociedad civil tajantemente escindida del Estado, aparato percibido como autoritario y reductor de libertades.

Lo fundamental para la política de la ‘buena onda’ es evitar cualquier tipo de confrontación política, más aún si tiene ribetes ideológicos, o si activa la conflictividad social. ‘El que lucha, pierde’. Frente al proyecto nacional-popular de nuestra región que interrumpe la ‘paz’ con su esencia polarizadora, esta derecha propone una sociedad armónica de interrelaciones dóciles y pacificadas. Como en el mundo de los negocios, su idea es poner a punto un partido político competitivo, pragmático y no doctrinario, lo que Gabriel Vomaro denomina como post-ideológico, o con una flexibilidad ideológica capaz de atarse a la visión empresarial.

Lo público para la derecha de la ‘buena onda’ es una prolongación del mundo privado, formato político para atraer a los grupos sociales desencantados y menos politizados, que en el fondo arremete contra los procesos nacional-populares actualmente en el poder, y arrebatarles la facultad como Estados sociales de reparar los derechos confiscados por el mercado y la cultura neoliberal.

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