Las escuelas unitarias de un profesor con varios grados deben ser los centros culturales y educativos de avanzada en los lugares más apartados e inhóspitos de nuestra irregular geografía, donde viven pocas familias, para que el Estado cumpla el derecho a la educación de sus habitantes. Las escuelas unitarias deben formar parte de redes de establecimientos educativos más completos donde se pueda continuar aprendiendo hasta el límite de las aptitudes y talentos de todos los niños y adolescentes.
Hace casi 40 años, en la reforma educativa propuesta por el gobierno de Jaime Roldós, se dio un amplio debate sobre las escuelas unitarias. La UNE y el MPD planteaban la eliminación de las escuelas unitarias y su reemplazo por escuelas completas.
Sostuvimos entonces que no se puede acompañar una escuela completa donde viven muy pocas familias. Que era una propuesta de desperdicio de recursos. En aquella época, ahora y por mucho tiempo más, los países más ricos tendrán escuelas unitarias. En países despoblados como los de América del Sur se requerirán siquiera 200 años para que se eliminen las escuelas de un solo profesor.
Lo que debe ser prohibido es la existencia de escuelas unitarias dentro o cercanas a los centros urbanos, que no cuenten con construcciones adecuadas, electricidad, bibliotecas, equipos digitales y vivienda para el profesor. La escuela unitaria debe ser el punto de encuentro democrático y creativo de las comunidades más pequeñas. Sería muy bueno que se reediten las obras de Luis Iglesias sobre la escuela unitaria.
Debe reconocerse y agradecerse a los gobiernos que como parte de una política de Estado de largo aliento, construyan, reabran, reconstruyan, reubiquen y planifiquen nuevas escuelas unitarias, de acuerdo a la expansión de la población por el territorio ecuatoriano.
El cambio de creencias erróneas y sistemas de pensamientos de las pequeñas comunidades dependerá de las escuelas unitarias. (O)
