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El Telégrafo
Fausto Segovia

Una hipótesis sobre la posverdad

10 de julio de 2019 - 00:00

Se dice que el sentido de la posverdad está en el sinsentido. ¿Un problema de semántica o un vocablo que retrata una sociedad en descomposición? ¿Una alegoría a ser debatida por los poetas en peligro de extinción o el manifiesto de una nueva filosofía que supera al absurdo? ¿Es que se han agotado las palabras para expresar los latidos del mundo de hoy? ¿Vivimos una epidemia de noticias falsas?

En algunos foros se define a la posverdad como un neologismo que significa “mentira emotiva”, que intenta crear y modelar la opinión pública, donde los hechos objetivos tienen poca trascendencia ante las emociones y creencias personales. En otros términos, la posverdad se consolida cuando las “percepciones” sobre la verdad tienen más impacto que la misma verdad.

Según el diccionario inglés Oxford, el término posverdad fue usado por primera ocasión en 1992, por el dramaturgo serbio-estadounidense Steve Tesich en The Nation. David Roberts acuñó el término el 1ro. de abril de 2010, en una revista electrónica, quien la definió como “una cultura política en la que la política -la opinión pública y la narrativa de los medios de comunicación- se han vuelto casi totalmente desconectadas de la política pública”. El diccionario mencionado declaró a “post-truth”, como la palabra internacional de 2016, citando un aumento de 2000% en su uso, en comparación con 2015.

La verdad es una pregunta central de la filosofía. Los griegos apostaron por la verdad gracias al imperio de la Lógica; es decir, por el ser o la substancia que se expresa en la naturaleza de las cosas. A su tiempo Jesucristo dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida” y que “la verdad os hará libres”. Con el advenimiento de la ciencia moderna, la verdad siguió en pie.

Y surgieron las ciencias naturales donde la realidad es la nueva “verdad” a ser explicada. Como resultado, las tecnologías o ciencias aplicadas o herramientas se convirtieron en objetivo y comenzó a “licuarse” la modernidad en los términos de Zygmunt Bauman y el virtual destierro de la Lógica, en aras de la secularización, el consumismo y la supuesta muerte de la verdad. (O)

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