Me duele Guayaquil profundamente. la alegría de su gente está herida de muerte, su calidez y afabilidad se han nublado de dolor; el miedo y la desesperanza se han adueñado de sus miradas. Los niños han postergado sus juegos cotidianos, sus pequeños y grandes sueños. Sé que la pesadilla pasará, los guayaquileños renacerán venciendo esta batalla, son unos guerreros innatos.
Es así es que hoy, es imprescindible ofrecer un tributo a los grandes poetas y narradores de Guayaquil, que son un legado fundamental de las letras del Ecuador y el mundo. Haré un ejercicio desordenado desde mis propias lecturas y preferencias.
Numa Pompilio Llona (Guayaquil 1832), poeta fundamental en el tránsito del romanticismo al modernismo, su obra “La odisea del alma” o “Los caballeros del Apocalipsis” incursionan en la poesía filosófica y mística de gran valía.
Medardo Ángel Silva (Guayaquil 1898), gran poeta y músico autodidacta, de condición humilde, un orfebre de la palabra, poeta del dolor. Su obra “El árbol del bien y el mal” o “Poesías escogidas” nos revelan el hastío de vivir, el amor imposible y el desencanto.
José de la Cuadra (Guayaquil 1903), narrador excepcional que incursiona en el realismo mágico. Sus obras “Los Sangurimas”, “Banda de Pueblo” nos revelaron su sensibilidad social.
Demetrio Aguilera Malta (Guayaquil 1909). Sus obras “Los que se van”, “Don Goyo”, “Siete lunas, siete serpientes”, autor indispensable para descifrar el alma del universo montubio.
Joaquín Gallegos Lara (Guayaquil 1909). Su obra estuvo marcada por su militancia política y su compromiso con los más desposeídos. “Las cruces sobre el agua”, una obra emblemática de la vida guayaquileña y las conquistas de los trabajadores. Coautor de “Los que se van”.
Enrique Gil Gilbert (Guayaquil 1912), gran narrador representante del realismo social y la vida del pueblo montubio, coautor de “Los que se van”. Cuentista fundamental, su obra “Relatos de Emmanuel”, su economía en el lenguaje fue reveladora.
Este recorrido en la memoria literaria, nos reconcilia con la esperanza y la vida,
Guayaquil renace desde sus autores y autoras. La próxima semana seguiremos celebrando su literatura. (O)
