Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Sebastián Vallejo

Gracias Bonil

08 de agosto de 2014 - 00:00

Según Bonil, los racistas somos nosotros. Somos nosotros por ver racismo donde no lo hay; por esa postura paternalista del espaldarazo al “pobre ‘Tin’”, que “no sabe leer (y) es negro” (según lo que publicó Bonil en Facebook), y a quien hay que defender de los blancos.

Pero no es así. No haré una apología de la política como concurso de popularidad. Y es que por las curules de nuestros honorables congresos y asambleas han desfilado personajes desde todas las esquinas de la vida; y la mediocridad de sus participaciones, orales y prácticas, ha sido bastante homogénea.

El asambleísta Delgado podrá ser un mal asambleísta (si lo es), pero su capacidad política no se reduce a su habilidad de oratoria. Bonil sugiere que utilice su sueldo para un “loable y plausible” cursito de oratoria. Total, ya no es un “pobretón”.

La crítica a un asambleísta es legítima. La crítica al asambleísta Delgado por “no saber leer” es bajo. La singularización es el problema. “Quienquiera podrá notar que la gran mayoría de mis caricaturas periodísticas dirigen la mirada al mundo político y a quienes ejercen el poder público-estatal”. Lo notamos. Pero no veo las caricaturas dirigidas a los que callan, a los que insultan, a los que tartamudean, a los que directamente hablan incoherencias, o a los que no se adaptan a su canon del asambleísta moderno. No veo las críticas a esos asambleístas elocuentes que no hacen nada. Y, más importante aún, no veo la crítica al asambleísta Delgado por su labor como asambleísta, sino de manera reducida a la burla y el estereotipo.

No es “pobre ‘Tin’” porque es negro. No es “pobre ‘Tin’” porque no sepa leer (según Bonil). No es “pobre ‘Tin’” porque haya crecido en la pobreza. La lógica es otra. Es la manera que se contextualizó la caricatura. Es el ideal occidentalizado de lo que esperamos de nuestros asambleístas: dicción y blancura (En nuestro parlamentarismo que harto utiliza esa idea de lo nuestro, de nuestras raíces, más desde el folclorismo propagandístico que desde el convencimiento ideológico, ya que estamos.). Es la contextualización del pobre analfabeto, del negro, que entra en la política para dejar de ser “pobretón”. No hay otra motivación, al parecer. O Bonil no está dispuesto a juzgar a este asambleísta “que tiene muchos méritos como futbolista y como benefactor” desde su labor como asambleísta.

La posición de Bonil fue cambiando. Desde esa postura inamovible sobre el valor de hablar sobre lo tabú y el racismo inverso de su página de Facebook hasta la apología del “respeto, pero no comparto” de su respuesta en El Universo. La explicación es enredada. Los racistas, al final, somos nosotros. Él no… Él está para desenmascararnos a todos. Gracias Bonil.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media