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El Telégrafo

Golpe de Estado en Paraguay desde una visión de fe

01 de julio de 2012 - 00:00

Un análisis de lo ocurrido deja en evidencia el irrespeto al Ser Supremo por parte del usurpador, y el incumplimiento a su vocación de servicio al pueblo por parte de altos jerarcas de la Iglesia paraguaya.

Al asumir espuriamente la presidencia, el vicepresidente Federico Franco, que se dice “hombre de iglesia”, profirió irreverente “Dios y el destino quisieron que yo asumiera la presidencia”. ¿No sería más bien el destino manifiesto del imperio, que desde 2009 sabía que se planeaba un golpe?

A su vez, es escandaloso el mensaje de la Conferencia Episcopal paraguaya, que pidió al presidente Fernando Lugo, elegido por el pueblo, que renunciara a su cargo, alegando que así “descomprimiría la tensión tan grande que se vive en el país”. ¿Por qué no se lo pidió a los verdaderos causantes, los parlamentarios, al servicio de las transnacionales de la agroindustria, del sector financiero, de la oligarquía terrateniente, de la ultraderecha “colorada”? 

Sin embargo, las conferencias de religiosos y religiosas nacionales suelen estar más cerca del pueblo que las conferencias de obispos, algunos de los cuales gobiernan desde “palacios” episcopales. En el caso del Paraguay, la Conferencia de religiosos y religiosas apoyó al presidente Lugo, expresando:

1-Condenación de la violencia y lamentando la muerte de campesinos y policías, y abogando por el esclarecimiento de los hechos.

2-Que en la raíz de todo hay la complicidad de los tres poderes del estado, por el abandono de una reforma agraria integral.

3-Sorpresa por la rápida reacción de los partidos políticos y sus representantes que impulsaron el juicio político del presidente en las dos cámaras del Congreso de la nación, creando fundadas sospechas de manipulación y afectando gravemente al proceso legítimamente instaurado por elección popular.

4-Preocupación por la manipulación de los hechos, a través de muchos de los medios de comunicación, por sectores que buscan sacar provecho político.

5-Que ven a los partidos políticos más preocupados por defender sus cuotas de poder y con el reparto de cargos, que buscando una verdadera respuesta a los problemas.

6-Denuncia contra los parlamentarios, hace poco desprestigiados por sus bochornosos procedimientos ante los reclamos de la ciudadanía, ahora los que acusan y se erigen en jueces absolutos.

Así, ante tan descarado golpe de Estado, las religiosas y religiosos dieron su apoyo  al pueblo.

Nota urgente: La estudiante colombiana Carolina Garzón Ardila, de visita en Quito, desapareció el 28 de abril pasado. Avise si llega a saber de ella.

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