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El Telégrafo
Felipe Rodríguez

Gallinazos

29 de junio de 2020 - 00:00

Es momento que todos conozcan la verdad. Esta no es una columna, esta es una advertencia sobre el verdadero nicho de corrupción en la Justicia. ¿Cómo combatirla? Identificando su génesis: los gallinazos.

Lean con atención y con miedo, para que no formen parte de este círculo vicioso. Se van a enterar del secreto mejor guardado.

Cuando usted sea sospechoso en un proceso penal, sin importar si es culpable o inocente, van a aparecer los gallinazos: dícese de aves necrófagas que lo interceptan para ofrecerles “la salvación”. Le asegurarán que son amigos íntimos del fiscal y/o que son los emisarios del juez. Le explicarán que en este país los inocentes van a la cárcel cuando no aceitan al sistema; le aleccionarán que los culpables se libran de las rejas si aflojan una cuantiosa suma de dinero.

¡Sorpresa! En realidad, en el 90% de las ocasiones, esos gallinazos no conocen ni al fiscal ni al juez. Cuando usted cae en su trampa y paga, pueden suceder dos cosas: puede ganar o puede perder. Si pierde le dirán que la contraparte pagó más y usted gritará que el fiscal y el juez son corruptos. Si gana estará feliz, pero tendrá la falsa certeza de que ganó porque los jueces y fiscales son corruptos. Y los únicos que no se habrán enterado que son corruptos son los jueces y fiscales.

Gallinazos son los que investigan su caso, se toman falsamente el nombre de terceros, acuden a usted en bandada, lo aterrorizan y le dan la solución. De estos gallinazos hay por miles, sobrevuelan el cielo sin descanso y descienden por su botín. Ellos saben como jugar con su miedo. Le enseñan a hacerse el muerto y luego lo devoran.

No voy a negar que existe corrupción en el sistema de Justicia, pero escúcheme, es mucho menor de lo que usted cree. Los gallinazos se han encargado de construir un espejismo, de manchar la honra y trayectoria de jueces y fiscales, y de hacerle creer a usted que todo está podrido. Los gallinazos no son cazadores; son carroñeros.

Por eso le dejo un par de consejos para evitar su sobrevuelo: 1. Si usted se deja seducir por un gallinazo, el corrupto es usted; 2. Si un abogado lo busca a usted, es un gallinazo, no un abogado. 3. Los abogados honestos no usan amistades ni contactos para ganar casos, no necesitan el nombre ajeno para reforzar sus propios nombres; 4. Los abogados honestos se hacen cargo de la vida, no de la muerte; 5. Si usted alguna vez cayó en las garras de un gallinazo, mi más sentido pésame, que algún dios lo tenga en su gloria. (O)

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