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El Telégrafo
Jorge Halperín

La furia de los incluidos

16 de noviembre de 2018 - 00:00

Nos obsesionamos preguntando cómo es posible que, luego de los estragos de las políticas del Gobierno en estos tres años de Cambiemos, un enorme porcentaje de los argentinos, que admite el daño y cree que lo peor aún está por venir, responde que en 2019 volvería a votar por Mauricio Macri.

Como si el daño hecho, en lugar de enojar a los ciudadanos, consiguiera fidelizarlos. Y no cuesta reconocer entre los entusiastas a aquellos que mayor castigo sufren: jubilados que han perdido mucho de lo poco que reciben por culpa de la reforma previsional macrista. Sectores populares y de clase media angustiados por los tarifazos, los naftazos y la inflación disparados desde el Gobierno. Docentes que han sido elegidos como el enemigo.

Si resulta enigmático descifrar esta paradoja, hay que reconocer que, en sentido inverso, los 12 años que se promovieron como la “década ganada” estuvieron acosados de paradojas. Ciertas intervenciones positivas terminaron produciendo efectos secundarios y fortaleciendo el discurso opositor.

Estuvo clara la apuesta del kirchnerismo a fortalecer el mercado interno e impulsar la economía mejorando el poder adquisitivo de las mayorías e incentivando el consumo. Así se alcanzaron niveles récord de consumo, vacaciones que colmaban hoteles, restaurantes y servicios, demanda de todo tipo de bienes. Pero el boom de consumo produjo una sangría de divisas, no solo por las importaciones de insumos sino por el combustible que debió comprarse al exterior. Y ahogó el crecimiento económico.

En educación, se la privilegió desde el primer día de gobierno de Néstor Kirchner con paritarias que permitieron a los docentes recuperar su poder adquisitivo, y se continuó sancionando un notable aumento del presupuesto educativo e incorporando a la escuela pública a cientos de miles de niños y adolescentes que estaban fuera del circuito.

La mejora en las condiciones de vida de sectores humildes, en un contexto en que la escuela pública tiene una imagen general no muy buena, provocó que muchas familias privatizaran la educación de sus hijos. Muchos de los más pobres se volcaron a escuelas confesionales que, al ser subvencionadas, tienen cuotas más accesibles. De ese modo, resultó en un beneficio para la educación privada, donde las ideas de inclusión tienen menos prensa. (O)

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