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El Telégrafo
Óscar Montero

Espejismos y democracia en Cuba

19 de marzo de 2018 - 00:00

En las últimas semanas Cuba ha estado en la primera plana informativa como consecuencia del proceso electoral que en ese país se está viviendo. En los últimos cincuenta años, nadie se hacía eco de las elecciones en Cuba, entre otras cosas, porque el elegido siempre era el mismo, Fidel por más de cuarenta años y posteriormente Raúl Castro.

Lo que realmente centra el interés mediático en las elecciones que en este momento se celebran en Cuba es que hoy, por fin, algo ha cambiado: ninguno de los Castro será el próximo presidente cubano. Pero no nos ilusionemos, la decisión de Raúl Castro de abandonar la presidencia cubana no responde a una decisión popular, sino a factores de salud y edad por los que en este momento pasa el longevo líder cubano y en un menor grado por el agotamiento del propio sistema, que ya necesita generar cambios.

Tampoco el hecho de que haya un proceso electoral en Cuba significa que haya democracia, como lo afirmaba el otro día el Embajador cubano en Ecuador en un medio público, o como declaraba un columnista de opinión en este diario. Respeto estas visiones, pero no puedo compartirlas. La democracia es mucho más que asistir a unas urnas y depositar un voto para elegir a un delegado barrial.

Es necesario que entendamos por qué no existe democracia. No hay democracia porque no existe libertad de prensa, porque los diarios son del régimen y controlados por el régimen, (Granma y Juventud Rebelde), porque no se puede criticar el sistema, porque no hay división de poderes, porque la presidencia se hereda como si de una monarquía se tratara, porque en más de 50 años solo los Castro han dirigido ese país, porque para comprar un automóvil, usted necesita la autorización del Estado, solo algunos ejemplos.

¿Algo va a cambiar? Bueno, de momento no, porque el sucesor de los Castro será designado por el propio Raúl. Ahora bien, esto no significa que en un futuro inmediato el nuevo líder cubano no decida dar un giro a este régimen dictatorial que por más de cincuenta años se ha instalado en la isla caribeña. Esperanza por un cambio es seguramente lo que hoy está en la mente de gran parte de los cubanos y de los que sentimos cariño por esa tierra. (O)

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