Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Daniel Simancas

Epidemiología sin curvas y sin frenos

16 de febrero de 2022 - 07:59

Quiero agradecer la acogida que han tenido mis reflexiones, comentarios y anécdotas. Me alegra que les guste mis comentarios y las críticas siempre son bienvenidas porque nos obligan a mejorar y a repensar en lo que hacemos y decimos. Este tema que les presento tiene un especial interés por mi formación en epidemiología y salud pública.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la epidemiología como “el estudio de la distribución y los determinantes de estados o eventos (en particular de enfermedades) relacionados con la salud y la aplicación de esos estudios al control de enfermedades y otros problemas de salud”. Un epidemiólogo, por tanto, es aquel individuo que se dedica a estudiar las enfermedades y su comportamiento, entenderlas, para finalmente poder enfrentarlas y en el mejor escenario prevenirlas, minimizando su impacto en la sociedad.

Ahora bien, durante dos años muchos profesionales de varias áreas no necesariamente del campo de la salud han intentado destrabar y armar este rompecabezas de la COVID-19, porque antes de la pandemia muy poco o nada se sabía de este implacable virus. Los más dedicados han aprendido algo de epidemiología, han analizado datos públicos y han generado opinión.

Sin embargo, no todos han hecho bien la tarea y no han aportado de manera responsable a la pandemia. Hay varios que, parafraseando entrevistas o repitiendo análisis de especialistas, pensaron que eso bastaba y sobraba para convertirse en poco tiempo en “expertos”, pensaron que ya eran capaces de hablar abiertamente y sin tapujos de una enfermedad o más de una inclusive sin haber estudiado o analizado críticamente lo que a diario se produce en este tema.

¿Es posible que una persona sin formación interprete curvas epidemiológicas? ¿Una epidemiología sin curvas es posible?  ¿Es responsable? Si bien es cierto, todos tenemos alguien que funge de “epidemiólogo” en las redes sociales o a un profesional médico que nos ha orientado en algún momento sobre un tema de salud de nuestro interés, esto último no significa para nada que todos los médicos o especialistas en salud estén preparados para generar recomendaciones sobre todos los temas de salud sin respetar las especialidades propias de este campo, la pandemia o su manejo.

Pero, hasta cierto punto es entendible que la población se equivoque por pensar que todo aquel que esté relacionado con salud podría manejar una catástrofe de esta magnitud con sólo leer y escuchar las noticias en tendencia. Lo que es inaceptable, al menos cuestionable, es que desde las autoridades como ya es costumbre, se intente minimizar la importancia de los especialistas en epidemiología y salud pública que son quienes debieron y deberían comandar las acciones en la lucha contra las enfermedades y en prevenirlas.

Una epidemiología sin curvas, sin entenderlas y sin estudiarlas podría ser irresponsable y hasta peligrosa, si adicionalmente no tenemos los frenos de la cordura y el cinturón de la prudencia como herramientas de conducción y combate para el camino que hemos transitado en esta pandemia, vamos en picada a forzar el final anticipado de la pandemia.

Los ejemplos de países como Dinamarca, que han quitado restricciones y han visto un repunte de casos, hospitalizaciones y muertes, pone en alerta a la comunidad científica pero no llama la atención de nuestros líderes en Ecuador que, incluso sus mensajes de relajación van en contra de organizaciones de referencia internacional como OMS que insisten en mantener las restricciones.

Lamentablemente, los mensajes “Ecuador estará libre de Covid en un mes” emitidos desde la autoridad sanitaria, y a pocas semanas de haber sufrido una fuerte presión sobre el sistema sanitario y un exceso de muertos sobre el promedio de alrededor de cuatro mil fallecidos sólo en enero pasado, producen en la población una diminución de la percepción de riesgo y el descuido de las medidas de bioseguridad.

¿Acaso hemos normalizado la muerte? No hay quien lea ni analice las curvas epidemiológicas, por tanto, sin curvas y sin frenos vamos desesperados y raudos hacia la liberación de las restricciones. No nos equivoquemos con los tiempos, el fin de la pandemia llegará cuando tenga que llegar, cuando las curvas y los indicadores así lo demuestren y no cuando el momento político lo demande.

¿Pero tenemos quién lea y analice curvas? ¿Hay profesionales de la epidemiología en el país? Actualmente el Ministerio de Salud tiene alrededor de 300 profesionales desarrollando funciones de vigilancia en epidemiología según su organigrama. ¿Cuántos de ellos tienen formación especializada? ¿Cuántos hospitales tienen epidemiólogos de carrera? ¿Qué se ha hecho por profesionalizarlos o actualizarlos? ¿Tienen una remuneración justa? ¿Sabían que los epidemiólogos ganan igual que un profesional recién graduado?

Entonces, si hacemos cálculos de servilleta, con el supuesto de que el ministerio se lleva el 60% del pastel de cobertura de salud y sumando la seguridad social IESS, ISSFA, ISSPOL y red privada, podríamos decir con algo de certeza que necesitamos al menos triplicar el número de especialistas en el área.

Al parecer ni la COVID-19 ha logrado despertar el sentido de necesidad en la formación del talento humano de salud en el país como si pensáramos equivocados por supuesto, que esta crisis será la última y que no debemos prepararnos para los retos que nos depara un futuro incierto y lleno de amenazas.

Con todo lo expuesto, no sólo tenemos una epidemiología sin curvas sino también sin frenos …

Cordura, mesura y responsabilidad en la comunicación de riesgo resulta ser vital para el manejo de la salud.

¡La pandemia no termina por decreto!

Hasta pronto

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media