La crisis del covid-19 tuvo su primer efecto con la suspensión de clases, que parece ser indefinida. Miles de estudiantes quedaron sin sus actividades normales y las instituciones educativas tuvieron que aceleradamente cambiar su muy antigua modalidad de clases presenciales por alguna forma de clases virtuales.

Los docentes tuvimos que adaptarnos a una nueva forma de didáctica y aceleradamente entrenarnos en el uso de plataformas pedagógicas virtuales. Pero aún creemos que estudiar en un campus es hermoso: ponerse físicamente a aprender, atender conferencias y clases tutoriales en aulas específicas y auditorios es emocionante. Gozar totalmente la experiencia universitaria.

Las ventajas de estudiar en forma presencial son evidentes: aprendizaje interactivo, usando todos los recursos materiales que una institución académica posee; la facilidad del intercambio cara a cara con los profesores, lo cual ayuda a fomentar la red de contactos; que nos lleva a la facilidad de establecer amistades diversas, asistiendo a clases en sus aulas; y finalmente, pueden estar tan ligados al campus como lo quieran.

Pero son claras las desventajas: hay que ajustarse a un horario de clases; la asistencia es obligatoria y se mantiene su récord; y a menos que uno viva en la universidad, hay un tiempo de traslado que puede ser molesto.

La enseñanza en línea por su lado tiene la ventaja de ser muy flexible; el alumno puede estudiar a su propio ritmo; y a pesar de que no es presencial, es posible establecer un estrecho vínculo virtual con profesores y conferencistas; no hay traslados y eventualmente es de más bajo costo.

Pero las desventajas son muy notorias: carece de interacción vital, no es que no la tenga totalmente, pero se realiza a través de una plataforma de computadoras o un chat; y siempre está la tecnología de por medio, pues mientras más sofisticada es la enseñanza virtual, más tecnología no muy amigable es necesaria; y tal vez desde mi punto de vista la mayor desventaja es que necesita de mucha motivación personal para mantenerse en clase y no abandonar el estudio; y lo peor es que eventualmente siempre tendrá que asistir al campus. (O)