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El Telégrafo
Juana Neira

Enrique Tábara

05 de febrero de 2021 - 08:52

Hace pocos días falleció el gran pintor guayaquileño Enrique Tábara a sus 90 años, sin duda uno de los pintores más representativos del siglo XX. Nació en Guayaquil el 21 de febrero de 1930, desde muy niño se inclinó por la pintura y ya cuando cumplió 6 años, dibujaba regularmente. El apoyo de su madre y hermana fueron fundamentales para crecer en el arte pictórico, ingresó a la Escuela de Bellas Artes, fue alumno del maestro Hans Michelson, quien influyó en su disciplina para trabajar.

Tábara fue un investigador inquieto de la historia y sus raíces que fueron la base indiscutible de su obra. Era un seguidor del movimiento constructivista que apareció por 1913 con el artista ruso Vladimir Tatlin. También fue un admirador del informalismo español, en el que las formas geométricas definieron poco a poco su propia estética.

Su investigación sobre el arte precolombino, se convirtió en un referente muy importante en su desarrollo creativo. Esta impronta marcó su obra de una manera muy peculiar, develando un lenguaje propio.

Una de sus obras más reconocidas fue “Pata patas”, cuadros que incorporan piernas, piernas con zapatos y pantalones con zapatos, obra que se consolidó en distintas series, que mostró su esencia tropical.

También los personajes marginales aparecieron en su obra como un grito de denuncia frente a las inequidades de la sociedad.

Con una importante beca que obtuvo, vivió algunos años en España, ahí conoció a grandes representantes de la pintura como Joan Miró. También entabló relación con los vanguardistas. En sus búsquedas, deambuló por el surrealismo y fue invitado a exponer su obra en París.

Enrique Tábara se caracterizó por ser un explorador permanente de nuevas propuestas pictóricas, nuevos trazos que le dieron su propia identidad. Siempre estuvo dispuesto a abrir nuevas ventanas para ver el mundo, nunca se quedó inmóvil frente a sus descubrimientos.

Enrique Tábara fue un permanente innovador que consideraba que el arte era parte vital de una sociedad, y solo a través de él, la realidad podría dar un giro.

Se guardaron para siempre los lápices, los pinceles y los colores del gran Enrique Tábara. (O)

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