Con ocasión de la consulta popular abramos nuestro horizonte a América Latina toda. En la mayoría de los países las relaciones son bastante conflictivas. Si durante los 10 primeros años del nuevo siglo Estados Unidos se descuidó de América Latina por estar ocupado en sembrar el caos en los países árabes del Medio Oriente, la década muestra su retorno para seguir haciendo de nosotros su “patio trasero”.
El caso de Honduras es el más flagrante, en particular con el fraude en las últimas elecciones presidenciales. Otro caso es el de Paraguay, porque el país del norte quiere controlar las aguas potables subterráneas de la región. En Argentina, sutil y mañosamente ganó las elecciones el candidato de Estados Unidos para emprender privatizaciones y recortes sociales a lo grande.
Lo mismo pasó en Brasil donde el expresidente Lula es juzgado y condenado por supuesta corrupción a fin de impedirle presentarse en las próximas elecciones.
Ni hablar de Venezuela, donde las mentiras internacionales sobre la realidad del país son el pan cotidiano. Estos días salió la noticia de que uno de los dos partidos de oposición se había visto impedido de participar en las futuras elecciones presidenciales. Y ahora una agencia internacional que publicó dicha noticia se disculpa porque no verificó bien la realidad: “¡El partido impedido no existe!”.
Y en Ecuador, ¿en qué situación nos encontramos? La cena en Estados Unidos del presidente Moreno con el presidente Trump, las visitas y ofertas del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del Banco Mundial, la carta de la embajada al Gobierno apoyando cierta pregunta de la consulta, unos asambleístas que hablan de privatizar el IESS o entrar como país en la Alianza del Pacífico, la presencia inmediata de agentes de Estados Unidos para investigar la explosión de un coche bomba en San Lorenzo, Esmeraldas (curiosamente ya anuncian quién puede ser el autor)… ¿No serán estos acontecimientos signos de que entramos nosotros también en el ojo del huracán imperialista? (O)
