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El Telégrafo
Carlos Silva Koppel

En el andarivel de la OMS

25 de junio de 2018 - 00:00

No es delirio pensar que la organización de los diferentes trastornos mentales que se ventilan tanto en el DSM–V o en el reciente CIE-11, provendrían de una herencia de control social religiosa; que lo que se nombra como “enfermedad mental” es lo que está fuera de la norma y del orden moral, y atravesado por un vector corporativista que se reduce en: venta y consumo de psicofármacos aprobados.  

¿Se determinan de manera científica cada uno de los trastornos mentales que figuran en los manuales clasificatorios, incluyendo si su modelo de investigación en ciencia es lo suficientemente coherente con lo que se establece como conclusión? o ¿solamente es más o menos una justificación con artificios metódicos?

Que la OMS considere qué es una enfermedad o con mayor atención, una enfermedad mental, ¿podemos cuestionar a qué responde? O si ello ¿intenta ordenarnos como individuos? Lo que este dispositivo establece se permea en nuestra subjetividad y lenguaje cotidiano haciéndonos creer incluso lo que se plantea. Tal como había sucedido por largo tiempo al haber visto a la homosexualidad como enfermedad mental que merecía tratamiento y, asimismo, penada por la ley al menos aquí en Ecuador hasta 1997. Aún en otros países las leyes dictan que solo es permisible en la intimidad, porque se la toma como ofensa moral.

Al abrir el libro clasificatorio de enfermedades mentales y revisando unos cuantos síntomas, nos daremos cuenta de que al menos cumplimos los mínimos para ser portadores de algún desorden como si fuera una gripe.

La OMS provee conceptos sobre nuestra identidad, como podría hacerlo cualquier otro agente con potencia ideológica y ya queda en las personas decidir si se identifican con ellos o si estos no responden a sus contingencias particulares.

Hoy la OMS sacó de la lista de trastornos mentales a la transexualidad, pero le da un valor de confusión de género y suma a la lista “la adicción” a los videojuegos.

Hasta aquí el sustento del aparato salud-enfermedad-tratamiento mental.  (O) 

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