Aprendamos a leer la historia: ¿Qué distingue al primer mundo del tercer mundo? El nivel de drama entre unos y otros. ¿Las grandes tragedias, muertes en masa, ciudades destruidas, economías despedazadas, han generado algo positivo? Sí, se llama: EMPATÍA.
Esta pandemia que arrasará con miles de vidas y nos traerá una crisis económica más grande que la del 99, debe llevarnos a las siguientes moralejas:
1. Puedes haber construido un gran imperio, una mafia sanguinaria, una familia feliz, lo que sea, pero bajo el manto de lujo o miseria, todos somos vísceras, órganos y sangre. Somos salud o muerte.
2. ¿De qué te han servido las rencillas sociales, las batallas ideológicas, las persecuciones políticas? Pertenezcas a la derecha o la izquierda, tu proceso de descomposición es el mismo. Todos nos hinchamos a la misma velocidad, pasamos por la misma licuefacción de tejidos, albergamos el mismo fenómeno de migración de las larvas fuera del cadáver. Todos nos descomponemos igual, pero sobre todo, nuestras familias lloran con la misma intensidad.
3. ¿De qué te sirvió el odio? ¿Cuán útil ha sido el cangrejismo de arrastrar al prójimo hasta el final del balde? ¿Te sirvió para ascender haber hecho escalones con cráneos ajenos? En el primer mundo, ecuatorianos, no aplastan al de alado, porque con el de alado vivieron en campos de concentración, al de alado lo vieron llorar sobre el cadáver de su hijo mutilado, con el de alado reconstruyeron sus ciudades.
4. Miren por la ventana. ¿Descubrieron que existe un nuevo horizonte ahí donde el smog se hospedaba? Salgan al balcón y escuchen. Es un concierto de ranas, insectos y pájaros. Miren Venecia, resulta ser que su mar ha sido del Caribe. Miren Torino, donde hoy los jabalíes ocupan el lugar de las motos. ¿Pandemia? Pandemia de humanos que nos tragamos todo, que contaminamos lo que bebemos y talamos lo que respiramos.
5. ¿Vas a dejar de fumar y contaminar? Mira, que bueno que hayas descubierto que bajo la pleura existe una lámina de líquido seroso que irriga tus arterias bronquiales. Se llaman pulmones y los necesitas para vivir. ¿Por fin les das importancia? ¿Qué se siente haber vivido como un suicida, como el gran cretino que siempre has sido?
Alguna vez, sin arrepentimiento, dije que a esta patria le hace falta una guerra, cruenta, destructora. Esta columna está dedicada a los sobrevivientes y a la memoria de nuestros muertos. (O)
