Fue una de mis lecturas favoritas en los años 60 de esta obra de Louis Pauwels y Jacques Bergier que me introdujo en el fascinante mundo de la parapsicología, de las civilizaciones desaparecidas y sobre todo del esoterismo. De alguna manera creí que cambiaría mi vida y lo vi, a esa edad, como algo revolucionario, pues levantó una gran expectativa. Han pasado casi 60 años y el regreso del Mashi Rafael me hizo acordar de este libro, que en forma similar tuvo críticas elogiosas y otras terriblemente demoledoras y pudo ser catalogado como una introducción al realismo fantástico.
Que un ecuatoriano regrese a su país natal no tiene nada de raro; pero que lo haga Correa es otra historia, y sobre todo en este momento. Pero seamos sinceros. ¿Quiénes han mantenido latente, por cualquier razón que sea, la presencia de Correa? Pues la oposición, en primer lugar. Y claro está, la actitud de Lenín Moreno. Pero en esto último, mi malicia indígena me puede llevar a pensar que es solo un tongo.
De cualquier manera ha sido un tremendo error estratégico de la oposición y eventualmente de este gobierno, el darle tanto micrófono, pantalla y periódico al Mashi. Pero realmente hay algo intrigante en este retorno de Rafael. No deja de ser un experimento alquimista, pero no para cambiar el plomo en oro (pues parece que eso ya lo hicieron), sino para transformar la opinión pública y para eso no se necesita mucho. Oímos tanto sobre la corrupción del anterior Gobierno, pero la justicia es una tortuga. Y al paso que van las cosas, nos agarra el 2018 y todo seguirá igual.
Lenín tiene el poder. Es el Presidente. Pero Rafael es posible que tenga información, y mucha, lo cual debe aterrar a algunos. No es posible que solo sean corruptos los funcionarios públicos. ¿Y qué hay de los empleados de los proveedores que se han beneficiado también de las regalías de contratos amañados? Muchos deben estar muy atemorizados por lo que se pueda decir o aclarar. El deseo de unos pocos es que los 10 años de gobierno de Correa pasen a la historia como una civilización perdida y que florezca una nueva con este y otros gobiernos. Nada más absurdo.
Para empezar, no creo que le afecte la consulta popular; ni siquiera la posibilidad de que se corte la reelección indefinida. De hecho, si el pueblo lo quiere, vendrá y será electo tantas veces como sea posible. A menos que realmente haya un fuerte liderazgo y un gobierno que cambie al país. Obras son amores y no buenas razones. (O)
