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El Telégrafo

El poder de San Biritute

22 de julio de 2011 - 00:00

Fue conmovedor mirar cómo decenas de hombres y mujeres se acercaban a tocarlo. Cargaban a sus hijos para que también lo toquen con sus manos. Todos con una fe inquebrantable, la misma que les permitió luchar 60 años para que el monolito de San Biritute les sea devuelto. Las mujeres se acercaban hasta el monolito con devoción, frotaban su miembro viril y luego se persignaban;  estaban seguras de que les hará el milagro, y quedarán embarazadas.

No importa el tiempo transcurrido

ni el discurso represivo de la cúpula de la Iglesia, ni que haya permanecido encerrado en un museo, siguen creyendo en él.  Por ello su retorno fue apoteósico. Volvió a su lugar de origen, Sacachún, en medio de una gran euforia popular.  La pequeña población de 72 habitantes se transformó y recibió a cerca de 3 mil personas que llegaron de las comunas aledañas, de las parroquias y cantones de Santa Elena.

El monolito está tallado en piedra de conglomerado marino y mide 2 metros y 36 centímetros. Su grandeza no es su gran miembro viril sino que  representa la materialidad misma de la cultura de un pueblo; sus significados inmateriales, es decir los mitos, las leyendas, los rituales. Simbología y representación que quisieron  borrar cuando, en 1952, el monolito les fue arrebatado a la fuerza, con un piquete militar, bajo la consigna de impedir que sigan adorando a ídolos paganos.

Su retorno significa también el pleno respeto al mandato constitucional que determina, en su numeral 7, que es un deber primordial del Estado la protección de todos los patrimonios. Por ello, el retorno es la evidencia de cuánto ha cambiado la visión de los patrimonios, sobre todo desde las políticas públicas. Los patrimonios ya no solo están para contemplarse ni para que permanezcan como lejanas piezas de museo. Los patrimonios están vivos, pertenecen a la comunidad y también están para disfrutarlos.  La reapropiación de los patrimonios permitirá garantizar su preservación, no como se creía hasta hace poco, que la única garantía era guardarlos (ocultarlos) en reservas de grandes bancos públicos o en colecciones de bancos privados. 

Seguro, con la obra pública, llegarán las lluvias y en poco tiempo Sacachún tendrá una opción de presente y de futuro. Renacerá la esperanza junto a los campos y los emprendimientos. San Biritute ha permitido demostrar que los patrimonios son una magnífica herramienta para el desarrollo económico, social y cultural.  Las próximas peregrinaciones serán hasta Sacachún, y seguro, con el trabajo y la gestión integral, llegará la fertilidad y la prosperidad.

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