De todo lo que los amigos acercaron para leer en esta cuarentena, lo mejor y lo que más se ajusta a lo que estamos viviendo en términos pandémicos, políticos y económicos es el nuevo concepto acuñado por el filósofo camerunés Achille Mbembe, a la hora de definir la evolución del neoliberalismo en necroliberalismo, gracias a un artículo del sitio vilaweb.cat
Mbembe es uno de los intelectuales africanos más respetados en el mundo, y un estudioso del postcolonialismo.
Desarrolló conceptos como el de necropolítica y necroliberalismo en varios de sus libros, donde aborda una suerte de privatización de la acción política y la distribución desigual de vivir y de morir.
Para el autor de Politique Africaine (Política africana 1999), la soberanía ya no se contempla fronteras adentro de las naciones sino en decidir quién puede vivir y quién puede morir, de acuerdo a una variante netamente económica. Todo guiado por gobiernos cual gerentes de sucursales de una típica multinacional, repitiendo hasta el texto de los decretos.
La problemática de los inmigrantes africanos muriendo o sobreviviendo en balsas, muchas veces de acuerdo al humor con que se levanten los mandamases del Primer Mundo, abonaron los conceptos de Mbembe, tan apropiados para estos tiempos. ¿Quién muere y quién vive en los hospitales con escasas herramientas técnicas y sanitarias para enfrentar la pandemia? ¿Cuándo y cómo se adoptan esas decisiones?
Llueven las versiones sobre la posibilidad de que el covid-19 termine siendo un virus de diseño y que en algunos estamentos del poder global se sabía de antemano lo que se venía gestando.
De ser ciertas, entonces, el necroliberalismo está en marcha, porque para los mercados los seres humanos somos muchos y el sistema no da para todos.
El nuevo control social que se gesta por estas largas semanas, con todo el mundo en sus casas, ya logró acallar las protestas y el mal humor social aquí y allí; se dan por perdidas las batallas para reflotar economías, y se margina de la educación al que no tenga acceso a un ordenador, mientras el coronavirus hace lo suyo y nuestra salud mental se va deteriorando con el encierro, el correr de los días y la incertidumbre de saber que será de ti y de mí.
Por allí viene el futuro. Cada uno en sus casas o en su miseria, y ellos haciendo uso de las nuevas soberanías para saber quién se queda y quién se cae de esta nueva y pandémica era. (O)
