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El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

El Mayor y su herida (I)

24 de agosto de 2016 - 00:00

Más de cien años después aún se repiten las mentiras inventadas para centrar el resentimiento nacional en el Mayor y en nadie más, mucho menos en el líder del movimiento revolucionario, Carlos Concha. Aunque cuando lo asesinaron, en Daule, cantón Muisne, era uno de los cinco comandantes de la Revolución de Esmeraldas. La etiqueta de esta jam-session es un préstamo de aquella conocidísima canción de Silvio Rodríguez titulada ‘El Mayor’, en homenaje a Ignacio Agramonte, patriota cubano y por su origen social está en las antípodas del Mayor de estas líneas, Federico Lastra.

Aquello de ‘Mayor’ es por título militar y también por el respeto que se tiene con el hermano, de más edad, distinguido por sus méritos, en nuestra realidad afectiva afroecuatoriana.

La herida del Mayor Federico Lastra continúa viva cien años después de su trágica muerte y una larguísima cuerda de historiadores todavía hoy hace cuentas de falsedades (y alguna verdad a medias) para sustituir la complejidad histórica de acciones y personalidades por elaboradas obras panegíricas. Y no es descuido, es adrede para incrementar la plusvalía histórica de ciertos próceres útiles al dominio político del grupo social beneficiario (la burguesía blanca). No se trata de pelear por el pasado, para nada, más bien es mortificar este presente para darle sentido pragmático. Es política desde los oprimidos y recobrar esas otras voces que faltan en libros, muros, discursos y narraciones; silenciadas por la historicidad guardiana absoluta de privilegios de clase.

El Mayor Lastra es la víctima propicia y prolongada del racismo construido por crónicas periodísticas y documentos militares. EL TELÉGRAFO, 26 de abril de 1914: “La vanguardia, cerca de Camarones, fue atacada súbitamente por los negros, por varios frentes simultáneamente, y asaltada a machete por los negros de Lastra”. Esta crónica se titula: ‘Ecos del combate de Camarones’.

Y más adelante: “El terror a los negros va haciéndose legendario en la tropa y es preciso combatirlo. Solo la figura de aquellos negros desnudos, turbante rojo y blandiendo el machete les hace crispar los nervios a los más esforzados”. O El Comercio, del 31 de octubre de 1913: “El comandante Olarte ha recogido ya a Icaza y sus soldados que corrían peligro de ser comidos por los negros hambrientos y sedientos de don Carlos”. Los entrecomillados pertenecen a Primero entre iguales, de Elías Muñoz Vicuña; y Descorriendo los velos, de Fernando Gutiérrez Concha, respectivamente.

El Mayor Federico Lastra, su personalidad y sus propósitos de guerrero del liberalismo alfarista, han sido aislados de aquel entorno social y político histórico; es descrito como de “escasa educación y cultura” o sea su mérito fue solo “mochar cabezas”. ¡Estupideces! Debió saber de luchas revolucionarias de gente negra en otros países, debió observar la terrible situación de los conciertos ecuatorianos y malhayarse de las injusticias sociales a pesar del capital de luchas. (O)

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