Si en algún espacio se evidencia de mejor manera el desenfreno en que sucumbió el correísmo, derrochando y saqueando el dinero de todos los ecuatorianos, fue en el estado de propaganda. Centenas de millones de dólares, producto de la fortuna petrolera que recibió el país en la década correísta, dilapidados sin pudor alguno al servicio del asalto publicitario. Un festín impúdico, de millonarios contratos, servido a lo largo de diez años a una mesa de poquísimos comensales.
Lo que a inicios de este mes empezó revelando el informe de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE) es algo que desde hace años, quienes nos relacionamos con la comunicación, lo teníamos claro: Vinicio y Fernando Alvarado Espinel, los cuales, como funcionarios públicos determinaban el norte de la propaganda y de la comunicación del gobierno de Rafael Correa, eran a la vez beneficiarios de millonarios ingresos gracias a los contratos publicitarios del Estado que llegaban a las agencias y medios de comunicación de ellos y de toda su familia. Algo que se coteja en base al amplio informe de la UAFE.
Desde ministerios, prefecturas, asociaciones de gobiernos seccionales, instituciones públicas de media ralea, incluyendo empresarios poco éticos procurando alcanzar beneficios del correísmo, sabían cuáles eran las agencias de publicidad y operativos a contratar ciñéndose al manual de la corrupción del correato. Procedimiento que también se respetó y a pie juntillas en sabatinas y con el manejo de los dineros de los medios públicos e incautados.
Esto es lo que se ha revelado en los últimos días sobre lo manejado encima de la mesa de las contrataciones y la administración de recursos públicos. Teniendo presente el poder del cual se beneficiaron los hermanos Alvarado Espinel a la sombra de Correa, Fiscalía debería también mirar debajo de la mesa de las contrataciones en que directa o indirectamente participaron o incidieron.
Allí muchísimos más millones de la década robada se podrían encontrar. (O)
