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El Telégrafo
Fernando Bustamante

El Estado y los desadaptados

04 de febrero de 2018 - 00:00

Entre los supuestos fundamentales del Estado moderno se encuentra la presunción de que el bien público y la justicia son mejor servidos cuando el conjunto de las instituciones, sociedad y personas son sometidas a tratamientos de validez general y a reglas universales.

Sin embargo, esto puede conducir fácilmente al anquilosamiento burocrático o al furor normativo, que multiplica reglas de manera descontrolada y automática. Nuestra sociedad es presa fácil de esta dolencia.

El despliegue de la regulación homogénea tiene dos efectos sobre la adaptación de las personas a la vida colectiva: al multiplicar exigencias de conducta y estándares de desempeño, hace casi imposible que los sujetos puedan cumplir con todo lo que se les pide o exige, convirtiéndolos (nos), casi inevitablemente en “desadaptados” (incapaces de estar a la altura de las normas); y, por otra parte, imposibilita que las instituciones puedan aprovechar la riqueza creativa que se da en los márgenes de la vida social presuntamente normal. De esta manera, se arrincona, invisibiliza, reprime y castiga todo aquello que se ajusta a los formatos de lo administrativa y políticamente correcto. Con ello, la sociedad se autocastra de una manera que le lleva al conformismo, a la asfixia de lo normal y a la imposibilidad de hacer frente a lo inesperado. Nuestra sociedad necesita dejar espacios donde puedan surgir y, de alguna manera, inventarse los desadaptados: gente como Oscar Wilde, Virginia Woolf, Antonin Artaud, Santiago Chambers, Lidia Yuknavitch o el Terrible Martínez, quienes con todas sus enormes diferencias tuvieron en común no encajar, no ajustarse, sino, por el contrario, ser quienes desajustaron y desajustan el plano mundo del rasero convencional. Ante tanto énfasis en someterlo todo a lo igual, es hora de darse un minuto para el elogio del desadaptado, del marginal, del que habita las fronteras entre el orden y el caos: único lugar donde la vida se encuentra en vida consigo misma. (O)

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