¿Hay nexo entre productividad y permanencia laboral? Sí, pero controlada. ¿Por qué estar a favor de la estabilidad, desde lo normativo?
Bien, mi idea de que las reformas laborales que están por salir del Ejecutivo incluyan, como uno de sus principios, a la ‘estabilidad’, parte de las masivas líneas disponibles a nivel institucional (OIT, por citar), académico (como ejemplo la Revista Internacional del Trabajo) e incluso en comunidades políticas (casos como el de ‘Mercadona’, en España), que hacen referencia a la señora bondad que ocasiona (en, y fuera de la organización) tan solo en el hecho de que el Empleador no excluya de empaquetar en su oferta laboral a la característica de ‘permanencia’, en el marco de la confección de políticas públicas laborales.
Reflexión post lectura comprensiva conduce a leer este escenario: Empresario (que ofrece trabajo decente, incluyendo magníficos salarios) busca establecer relación duradera con el empleado en aras de denominarlo colaborador (parte clave de la organización, que entrega todo su esfuerzo como contraprestación a la fuente de empleo ofrecida que, al ser decente, lo dignifica), donde esta relación provoca un aumento de productividad, ergo mayor rentabilidad ergo aumento de riqueza nacional (vía aportación del IR).
Sin embargo, nótese que no he manifestado ‘permanencia garantizada’ sino más bien una ‘permanencia condicionada’, que permita por un lado frenar los abusos de ciertos empleados quienes a partir de un momento dado trabajan “a media llave” conscientes de que el costo de ser desvinculados –en ese momento– es alto frente al costo de tenerlos vinculados, pero, por otro lado, terminar con las malas prácticas de puntuales empresarios donde la estabilidad laboral es suplantada por la alta rotación humana, vista a pocos días de que culmine el lapso de tiempo de prueba, y así prácticamente la permanencia es anulada.
¿Hasta dónde controlar? Y, cómo comprender el ‘trabajo decente’?... (O)
