La humanidad y el Ecuador se encuentran en una encrucijada: jalados por múltiples intereses resultan similares a un ser vivo atacado por todas partes, corren el peligro de ser desmembrados o descuartizados. Cada grupo y persona quiere hacer prevalecer sus apetitos codiciosos, en detrimento de los demás y lo común. Los intereses personales en su mayoría egocéntricos, egoístas y particulares de quienes tienen los poderes y los que pretenden reemplazarlos en lo mundial, continentales, regionales, nacionales, locales y personales.
A nivel planetario, en la mayoría de los espacios, se da una disputa entre los dos países más poderosos: Los Estados Unidos de América, que tiene la hegemonía mundial con su poder militar, económico y financiero y la emergente República Popular China con su arma todavía insuperable: el bajo costo de los productos elaborados que les permite conquistar nuevos mercados y desplazar a los existentes. Las empresas transnacionales de las otras naciones (grandes y pequeñas) también participan en las disputas en sus áreas específicas de producción.
La elaboración de productos para el consumo obliga a la búsqueda y control de las materias primas y alimentos, lo que ha conducido a una guerra económica en todo el planeta para asegurar en el futuro los recursos que requieran para su expansión.
En estas disputas, entre globales y locales, en que todos estamos inmersos ( petróleo, minerales, madera, agricultura, pesca, etc.) entre una cuarta parte y un tercio de la humanidad tan solo sobreviven en condiciones infrahumanas, como convidados de piedra, mientras otros se reparten en cantidades desiguales los bienes terrenales que en teoría son de todos.
El Ecuador forma parte de las disputas de intereses en todos los niveles. Hace falta tomar conciencia de la situación. Se requiere que el desarrollo económico no deteriore el medio ambiente y los sistemas ecológicos además de la contribución de todos al bien común. (O)
