A preparar el disfraz de este siniestro carnaval, que ya vamos entrando en etapa de descongelamiento. Así se observa en varios países europeos y en Sudamérica, claro está, que no podemos ser menos, vamos poniéndonos en sintonía. Porque aun cuando nos sobra el tiempo, carecemos de talento y de voluntad para innovar en eso de controlar una pandemia sin que se nos dispare los efectos de las restantes, que nos afectan históricamente.
Ya, lo repetimos varias veces en las últimas semanas. Y no es que nos afecte la cuarentena, tranquilos, ni es el efecto de pastilla alguna: pero las pandemias más peligrosas que enfrentamos son la corrupción y el hambre. Y el covid-19 viene potenciando a ambas.
Ahora tendremos que mantener la distancia en las calles y en las playas. En los bares, tendrán que emborracharse por whatssAp, ¿y de sexo? Mejor no hablar de ciertas cosas. Dizque nos van a tener excesivamente controlados. Más aún de lo que lo hace Google, Faceboock Y siempre, el mejor ejemplo empieza por casa o por arriba. En ese caso, deberíamos ver cómo hacemos para que los gobernantes, funcionarios y las castas del poder, mantengan también la distancia y el buen control en los fondos públicos.
Porque si algo quedó en evidencia en estos meses, en los que andamos por la vida a rostro cubierto cual Butch Cassidy a la hora de la faena, es que esos fondos públicos que faltaron hubieran ayudado a salvar vidas si se hubiese invertido en los hospitales públicos. ¿Cómo hacemos entonces para librarles un certificado (como esos que tramitamos nosotros para poder salir a la calle), que los obligue a circular por las arcas del Estado, sin verse tentados a pagar sobreprecios en barbijos, por ejemplo? Ya se vio que las elecciones no alcanzan y que las instituciones como la democracia en sí, esperan una plaza en Cuidados Intensivos.
Hay que ponerle cabeza a eso, porque ya nos acostumbramos a seguir el ranking de muertos e infectados como si fuese la cotización del dólar. Ahora, tenemos que prepararnos para los efectos de las otras pandemias como la devaluación, la recesión, el desempleo masivo y sus inmediatas consecuencias y ver cómo hacemos para mantenerlas a distancia. (O)
