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El Telégrafo
Bernardo Sandoval

Dirigencia indígena vs. Ecuador

27 de octubre de 2019 - 00:00

Qué bueno sería hablar del pueblo ecuatoriano, de la nación ecuatoriana, hablar de los ecuatorianos. No obstante, hablamos más de indígenas, de pueblo afrodescendiente, de montuvios y al hacerlo estamos ahondando la segregación que supuestamente deseamos combatir. El sentido de nacionalidad ecuatoriana jamás prosperará mientras la sociedad se empeñe en sostener y perpetuar estas caracterizaciones que nos dividen.

No debemos hacer prevalecer nuestra condición de quiteños o guayaquileños sobre la de ecuatorianos. No debemos sentirnos más indígenas, ni negros, ni mulatos, ni cholos, ni mestizos, ni blancos, que ecuatorianos. No podemos ser más obreros o campesinos, o profesionales, que ecuatorianos.

Ecuador, desde 1830 se estableció como república y con ella se constituyó la nacionalidad ecuatoriana que incorporó a todas las etnias y las culturas que habitaban en el territorio. El territorio ecuatoriano, la República del Ecuador, es espacio de la nacionalidad ecuatoriana. Lamentablemente, la pésima Constitución de Montecristi que establece que el Ecuador es un Estado plurinacional ha dado pábulo a que esta novelería se materialice en violencia social.

El sentido de la nacionalidad ecuatoriana se consolidará a partir de la integración de todos los grupos al desarrollo. Cuando los grupos menos privilegiados dispongan de mayores recursos, de buena educación, de adecuada vivienda, de préstamos de desarrollo y vean que su condición de vida haya mejorado, entonces, y solo entonces, se amortiguará el resentimiento, dejarán de pensar en función de su grupo y sentirán la nacionalidad ecuatoriana.

En el caso de los indígenas, penosamente, la situación no es halagüeña. La atrabiliaria dirigencia ha ahondado el odio y el resentimiento. La protesta se ha tornado violenta, la intransigencia absoluta se ha mostrado permanentemente. El chantaje y los condicionamientos absurdos imposibilitan cualquier camino de reconciliación. El señor Jaime Vargas y otros dirigentes de la

Conaie condicionan el diálogo a la impunidad. Ya obtuvieron, por la fuerza, que quedara sin efecto el decreto 883 que eliminaba el subsidio de los combustibles, ahora van por más. El señor Vargas y el señor Iza no le hacen bien a sus dirigidos. En sus acciones está expresada su soterrada voluntad: los indígenas vs. el Ecuador. (O) 

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