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El Telégrafo
Maximiliano Pedranzini. Ensayista argentino

El devenir de la “post-escuela” (2)

15 de noviembre de 2018 - 00:00

Este retiro voluntario de los jóvenes de la educación oficial se articula con el aval de los padres y el desvanecimiento de la idea de la escuela como institución necesaria para aprender las claves para desenvolverse en la vida en sociedad. Este proceso no es nuevo. Lo singular de estos tiempos es la inserción de las nuevas tecnologías en el espacio que deja vacía la escuela, en un contexto histórico argentino, donde al Estado no le interesa colocar un muro de contención para poner freno a esta problemática.

Y aquí surge la pregunta: ¿Es esta una autorregulación más del sistema capitalista? A la vista de observar un proceso que se quita de encima a multitudes de niños y adolescentes, expulsándolos masivamente del entramado educativo, y que abre otros miles de interrogantes como este. Lo novedoso de este concepto es simplemente su agudización, a la par que las nuevas tecnologías continúan deslumbrando a la golpeada patria infanto-juvenil. El proceso es, en apariencia, irreversible. Opera como el sueño sarmientino, pero a la inversa.

En efecto, hablar de la post-escuela es hablar de una “sociedad post-escolarizada”, siguiendo el horizonte trazado por la obra del teórico austríaco Ivan Illich La sociedad desescolarizada (Barral, Barcelona, 1971) que levantó mucha polvareda a la luz de su publicación en los años 70. Ergo, este vórtice de pensamiento anticipa la crisis de un paradigma prácticamente agotado y del que vemos derrumbarse como los edificios en el que todavía mora el espíritu cansino de la educación tradicional y cuyos preceptos se continúan impartiendo.

Empero, a diferencia de Illich, nosotros planteamos la postrimería de una forma de concebir el mundo. No obstante, este concepto no se plantea como un neologismo teórico o parte de la edulcorada retórica que azuzan autores trasnochados con cierta inclinación al “posmodernismo crónico”, propio de estos tiempos, donde para cada deliberación funeraria sobre ciertas cuestiones, le adosan el prefijo “post”, en un intento banal por inventar una nueva teoría o tendencia intelectual para el consumo de la clase media aburguesada.

Esta es una propuesta para comprender la situación que atraviesa tanto la escuela, como ámbito legítimo de transmisión de saberes y formación de ciudadanía, como la educación en su vasto conjunto. El “después” de la escuela es el norte que marca estas reflexiones a contracorriente de una cosmogonía a la que, por estas horas, no se le halla el pulso. (O)

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