En Ecuador, una mujer que decida interrumpir el embarazo resultante de una violación puede ser condenada hasta dos años de cárcel según el COIP (Código Integral Penal). Existen mujeres detenidas con abortos en curso.
En una entrevista a Ana Cristina Vera, de la organización Surkuna, publicada en El Comercio de octubre de este año, la activista afirmaba: “Desde enero de 2013 hasta enero de 2018, 326 mujeres han sido criminalizadas por abortar en Ecuador”, y refería casos dramáticos: desde mujeres que llegaron con abortos espontáneos a hospitales -a quienes no se creía-, hasta mujeres que, tras un aborto clandestino, padecían infecciones y eran sometidas a indagaciones penales en vez de tratarlas médicamente.
Las recomendaciones de organismos como las Naciones Unidas en el sentido de liberar de sanción legal a mujeres violadas que aborten no ha conmovido a los órganos jurídicos nacionales correspondientes.
Durante el gobierno de Correa -que se caracterizó por su rampante misoginia- hubo intentos de lograr cambios en la legislación nacional para que la opción de abortar se ampliara de casos de violación a mujeres discapacitadas y cuando la vida de la mujer corra peligro por el embarazo, hacia mujeres embarazadas tras una violación.
Las asambleístas del partido gobernante que se pronunciaron a favor de esta extensión fueron castigadas. (Como se ve, es alta la tendencia a sancionar a las mujeres que deciden, actúan, piensan).
Ha estado en el centro del debate la consideración de que muchas de las violadas embarazadas son niñas y adolescentes. Consta en la misma nota de El Comercio: “Según datos del Ministerio de Salud, en Ecuador se registraron 413.318 nacidos vivos de niñas y adolescentes, desde 2010 hasta 2016”. https://www.elcomercio.com/actualidad/despenalizacion-aborto-debate-asamblea-coip.html
En las legislaciones de los países más civilizados del mundo es claro que un aborto legal va si se trata de menores de edad y/o si ha habido incesto. En muchas, no se discute que una mujer violada puede no querer proseguir cargando en el vientre el fruto de la más atroz violencia. (O)
