Como nunca antes, un Presidente y un proyecto político han tenido un apoyo popular inmenso y sostenido como lo tiene Rafael Correa. Son 10 las elecciones ganadas, incluidas 3 consultas populares.
Nunca antes el pueblo ecuatoriano ha ejercido su derecho a elegir y a tomar decisiones
En noviembre 2006, Rafael Correa ganó a Álvaro Noboa, con el 56,65% de votos; en la primera vuelta derrotó también y largamente a León Roldós (RED), Gilmar Gutiérrez (SP), Cynthia Viteri (PSC-MG), personajes destacados de la oposición.
En la misma elección derrotó a Luis Macas, de PK, que apenas alcanzó el 2,19% de los votos. Cabe destacar que este dirigente indígena fue propuesto como binomio de Rafael Correa y la Conaie-PK no aceptaron porque querían a Macas en la Presidencia. Los resultados son evidentes. El candidato del MPD, Luis Villacís, el mismo que se trepó a una camioneta de la Policía el 30-S arengando el golpe de Estado, participo como candidato y obtuvo un irrisorio 1,33% de votos; por fin, Marcelo Larrea, obtuvo el 0,43%.
La mayor parte de ellos, de una u otra forma, conspira, y “en nombre del pueblo”. ¡Parece chiste!
En 2009, Rafael Correa, con la nueva Constitución, ganó con el 52%, en primera vuelta, a Lucio Gutiérrez, que obtuvo el 28,2%; Álvaro Noboa, que insistió en su candidatura, obtuvo el 11,4%; y Martha Roldós, tan solo el 4,33%. Nuevamente, en febrero de 2013 Rafael Correa triunfa en primera vuelta, con el 57,2%; tritura al banquero Guillermo Lasso, que apenas alcanza el 22,7%; es decir, lo derrota con una diferencia equivalente a 252%.
Cabe destacar que nuevamente Lucio Gutiérrez participó y esta vez obtuvo apenas el 6,7% de los votos; también -qué necio- Álvaro Noboa, con el 3,7%; y Mauricio Rodas debuta con un 3,9%. Alberto Acosta participó en representación del MPD y PK y tan solo obtuvo el 3,3% de la votación.
Entre Lasso, apoyado por Jaime Nebot y el PSC, Lucio y Rodas, radicales dirigentes de la oposición, de aquellos que “no se ahuevan” obtuvieron todos juntos un 42% menos que Rafael Correa.
Estamos hablando del 2013, 6 años después del primer triunfo; un verdadero plebiscito para Rafael Correa y la Revolución Ciudadana. El pueblo, nunca antes, se ha manifestado democráticamente, eligiendo en forma consecutiva en tres ocasiones a un Presidente y expresando su adhesión a la Revolución Ciudadana.
Y la última vez lo hizo, dando un apoyo paralelo gigantesco a los asambleístas de Alianza PAIS (AP), que obtuvieron 100 de 137 puestos, esto es el 73% del total. Para alcaldes, prefectos, concejales y miembros de juntas parroquiales, la tónica fue la misma. En las últimas elecciones hubo retrocesos en algunos territorios, en los que AP perdió alcaldías (Quito, Cuenca, Portoviejo), pero en general AP obtuvo la primera mayoría global. Desconocer esta realidad democrática, una adhesión popular reiterada y utilizar cualquier pretexto para desestabilizar al Gobierno y apuntar al golpe de Estado es una traición y perversidad cívica, que la mayoría repudia.
En ese marco se inscribe la nueva huelga, anunciada por dirigentes sindicales anclados al pasado, con un ‘pliego de peticiones’ inviable, que desconoce los cambios y conquistas logrados; lo mismo ocurre con el ‘levantamiento indígena’, sin sustento, a espaldas de las bases, que se convierte en una aventura, un salto al vacío; todo lo cual no se corresponde con la historia de lucha seria y respetable de los trabajadores e indígenas ecuatorianos. (I)
