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El Telégrafo
 Juan Carlos Morales. Escritor y periodista ecuatoriano

Deidades del agua en Imbabura

22 de agosto de 2015 - 00:00

La provincia de Imbabura, de 4.986 km², tiene aún a las antiguas deidades de los caranquis: sus lagos y lagunas, que son aproximadamente 27, además de sus montañas como Imbabura, 4.560 msnm; Cotacachi, 4.944 msnm; o Yanahúrco de Piñán, 4.535 msnm. Existen nueve lagunas principales, de norte a sur: Yahuarcocha, Cuicocha, San Pablo, Puruhanta, Caricocha, Huarmicocha y Yuracocha, estas últimas del sector de Mojanda, Cubilche y una serie de lagunas en el sector de Piñán, algunas de las cuales desaparecen en el cambio de estación.

Los caranquis, parte de los señoríos étnicos como quitus, pastos o cochasquíes, florecieron desde el 1250 al 1500 de Nuestra Era, hasta la expansión incásica de finales del siglo XV y la posterior colonización española. Sin embargo, sus descendientes aún tienen a sus antiguas deidades de lagos y lagunas como un referente de identidad, como consta en el inventario de patrimonio, realizado por la Universidad Andina Simón Bolívar.

En torno al nombre de Imbabura, Juan de Velasco, en Historia Natural del Reino de Quito, refiere: “El nombre es compuesto de la palabra imba, que significa un pejecillo negro, regalado, de figura de bagre, comúnmente conocido con el nombre de preñadilla, y de la palabra bura, que quiere decir criadero o madre”.

En los antiguos tiempos, la deidad mayor era el monte Imbabura, conocido como Taita o Padre protector, que entregaba la vivificante agua, por lo que los elementos vinculados, como cascadas, lagos, lagunas, vertientes y árboles eran considerados como deidades. Según anota Segundo Moreno Yánez, en Laguna y volcán: hitos de un paisaje sagrado, en los Andes septentrionales del actual Ecuador, también está presente la relación laguna, volcán y el pececillo ‘imba’ como hitos primordiales del paisaje sagrado. “La relación entre el cerro ‘urcu’, entendido como masculino, y la laguna ‘cocha’, como femenino, aparece una vez más como una característica andina.

Chantal Caillavet dice que en el folclor y los cultos actuales de los indígenas del norte de Ecuador el género atribuido a los cerros y a las lagunas interviene en forma determinante en las creencias y rituales vinculados a la fertilidad: “El cerro Tayta Imbabura tiene amores no exentos de peleas con su vecina el volcán Cotacachi, y estos dos cerros funcionan como pareja en las terapias de los curanderos locales, y en las invocaciones de que son objeto”.

Esta religiosidad está presente en su mitología que nos habla de esos amores de los montes, Taita Imbabura y Mama Cotacachi, que se ofrecen hielos de sus cumbres y tienen hijos en forma de islotes, en la laguna de Cuicocha. Precisamente en este lugar existe el mito del Cuy (conejillo de Indias) de Oro, que ayuda a las personas desinteresadas con tesoros. Entre los mitos anotados, en torno a este ser mítico, se encuentra el relacionado con la ayuda que presta a un indígena, Antonio Cushcagua, para el reasentamiento de Cotacachi, tras el sismo del siglo XIX. (O)

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